Los pasados 30 y 31 de Marzo el Papa Francisco visitó el país africano de Marruecos, un país considerado como “moderadamente” musulmán. La última visita de un Papa que tuvo este país fue hace 33 años atrás, cuando fueron visitados por San Juan Pablo II.

Como es habitual, antes de partir al Vaticano, periodistas realizaron una rueda de prensa con el Papa en el avión.

Entre las preguntas que le hicieron, un periodista preguntó por las cercas de alambres y púas que España construyó para evitar la migración ilícita de los marroquíes, y por el apoyo de Trump a esta decisión. Ante esto el Papa contestó:

“Cuando Jordi Évole me hizo una entrevista, me enseñó cómo era una concertina. Si te soy sincero, me marché de allí llorando. Llorando porque no me entra en la cabeza ni en mi corazón tanta crueldad. No me entra en la cabeza ni en el corazón, que se prefiera ver gente ahogarse en el Mediterráneo, en lugar de construir puentes”.

La Vanguardia cubrió dicho momento:

El Papa se refirió a la entrevista que tuvo con Jordi Évole una semana antes de su visita a Marruecos. Él es un periodista, cómico y presentador de televisión español conocido por su postura política de izquierda. Esta fue transmitida por la cadena anticlerical La Sexta en la noche del 31 de Marzo.

Uno de los temas que se conversó fue sobre el problema migratorio en el mundo, y Évole le mostró al Papa una de las cuchillas [una concertina] que tienen dicho alambrado instalado en el sur de España.

El Papa no pudo contener su malestar frente a esto, y dijo lo que repetiría días después:“El que levanta un muro termina siendo prisionero del muro que levantó”.

Al ver las cuchillas, después de un gran silencio y algunas palabras, opinó: “Es tal la inconsciencia, que parece de lo más natural. Nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar”.

El Tiempo compartió esta parte de la entrevista:

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