Esta es la historia de San Vital de Gaza, Palestina, el santo que trabajaba duro para poder contratar prostitutas todas las noches, pero no por las razones que posiblemente se piensa.

Él era un monje ermitaño que tuvo que viajar a Alejandría. Al llegar vio el pecado de lujuria que se vivía en esa ciudad y fue por esto que decidió evangelizarla.

Consiguió un trabajo como obrero, y trabajó muy duro para tener un buen salario. Cuando llegaba la paga, administraba el dinero para que, todas las noches posibles del mes, pueda contratar a una prostituta para que vaya a su casa.

¿Qué hacía un santo con una prostituta?  

Como te lo puedes estar imaginando, este santo le pagaba a la prostituta para que se quede en su casa y no esté pecando esa noche. Solo le pedía estar ahí, escuchándolo hablar sobre Cristo y la importancia de su dignidad como hija de Dios.

Para lograr esto, él investigó el nombre de todas las prostitutas de la ciudad, y llamó a cada una de ellas. Estas mujeres prestaban atención a un hombre que les hablaba de lo valiosas que eran, y que no deberían considerarse como un objeto sexual.

Gracias a esta evangelización, el Santo consiguió que muchas mujeres creyesen en Dios y dejasen esa vida de lujuria y objetivización. Esto las llevó a tener mejores estilos de vida, y a tener a Cristo como el centro de sus días.

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