En una ocasión, los fariseos intentaron poner a prueba a Jesús [¡qué sorpresa!], y uno de ellos le preguntó cuál era el mandamiento mayor de la ley. (Mateo 22, 36).

Jesús respondió lo que muchos conocemos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22, 37 – 39).

¿Esto quiere decir que los diez mandamientos empezaron a sobrar con la venida de Cristo? La Iglesia tiene la respuesta:

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”

Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), en este primer y más importante mandamiento se pueden resumir los 3 primeros mandamientos del decálogo (CIC 2084 – 2195), estos son:

Para la Iglesia, amar a Dios con todo tu corazón, alma y mente, es que el cristiano le de un culto auténtico (CIC 2136) y crea, espere y lo ame (2134). Así como darle el respeto debido (CIC 2161) y evitar imponer impedimentos para adorarlo, en especial en los días dedicados a Él (CIC 2195).

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

Según el CIC, con este mandamiento se resumiría los otros 7 mandamientos del decálogo:

La Iglesia enseña que amar al prójimo como a uno mismo conlleva que en Su nombre, honremos a aquellos a los que él puso autoridad en nuestra vida (CIC 2248), que se respete la vida desde la concepción hasta la muerte natural (CIC 2319), que se practique la dominación personal en cuanto su sexualidad (CIC 2395), se respete el bien ajeno (CIC 2454), respetar la reputación y el honor de las personas (CIC 2507), luchar contra la concupiscencia para la purificación del corazón (CIC 2530) y que se de un desprendimiento sano de las riquezas y bienes materiales (CIC 2556).            

Comparte