La beata Alexandrina Maria da Costa fue una mujer de Balasar, Portugal, de principios del siglo XX. Luchó casi a muerte por preservar su virginidad y optó por alimentarse solo de la Eucaristía.  

La lucha de la beata por la castidad

En Sábado Santo de 1918 tres hombres ingresaron a su casa e intentaron violarla junto a su madre y hermana. Para poder preservar su virginidad, saltó de su ventana y cayó 4 metros. Por el golpe sufrió una parálisis permanente, y se quedó en cama desde 1925 hasta 1955, cuando murió a los 30 años.

La experiencia mística

Desde el 3 de octubre de 1938 hasta el 24 de marzo de 1942, la parálisis se detenía por 3 horas todos los viernes. En ese lapso, ella sufría dolores en el cuerpo, en las mismas zonas donde Cristo sufrió ataques en el momento de la Pasión.

Jesús fue su único sustento

Desde 1942 hasta su muerte no recibía alimento alguno salvo la Eucaristía. Para sorpresa de los médicos, ella logró sobrevivir todos esos 14 años y 7 meses teniendo esa “dieta”. Ella llegó a pesar tan solo 33 kilos, y aún seguía viva.

Palabras en la lápida de la beata

Estas eras las palabras que ella quería que fuesen escritas en su lápida:

“Pecadores, si el polvo de mi cuerpo puede ser útil para salvarlos, acérquense, caminen sobre ella, patéenla hasta que desaparezca. Pero nunca vuelvas a pecar: ¡ya no ofendas a Jesús! Pecadores, cuánto os quiero contar…. No te arriesgues a perder a Jesús por toda la eternidad, porque Él es tan bueno. Basta con el pecado ¡Ama a Jesús, ámalo a Él!

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¡Qué historia asombrosa! Este el misterio de la Eucaristía…

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