El sacerdote Bill Peckman, de la Diócesis de Jefferson City, Missouri, Estados Unidos, reflexionó sobre la inasistencia de los feligreses a las Misas de guardar.

Él observa que las personas que voluntariamente no asisten a la Misa en un día santo, llevan la consecuencia de estar en pecado mortal.

Es la misma consecuencia exacta para aquellos que voluntariamente se eximen de asistir a cualquier Misa dominical.

Así es: no asistir, voluntariamente, a la Misa dominical es Pecado Mortal. Punto.

¿Todo aquel que falte a Misa está en pecado mortal?

El sacerdote no se refiere a personas que no se pueden mover de donde están. Personas como las hospitalizadas, enfermas, con la responsabilidad del cuidado de una persona enferma, encarceladas o que pasan por situaciones similares.

Él llama la atención a las personas que piensen que, porque trabajan arduamente durante la semana, tienen el derecho de faltar a la Misa del domingo o de guardar. Dios no es otra cosa o actividad que encaja en su agenda: debe ser la primera prioridad.

Es incómodo escuchar esto

“No inventé el concepto de pecado mortal. Realmente… no lo hice” – indicó el Padre Bill – “El hecho de que el pecado mortal rara vez se menciona en la mayoría de las parroquias (y por lo tanto, la escasez de tiempos de confesión), no significa que la Iglesia deje de enseñarlo. Revisen su catecismo alguna vez”.

“Seamos honestos,” – prosiguió el sacerdote- “si pasar durante una o dos horas a la semana en la adoración de nuestro Señor es un inconveniente excesivo, entonces, ¿nuestro deseo del cielo es la unión con Dios, o simplemente otro deseo egoísta de consuelo personal… a nivel celestial?”.

El sacerdote comprende que los trabajos de algunas personas, como el personal de emergencia, asisten a Misa en horas locas por necesidad. Sin embargo, sugiere que todos los demás, dado que en muchas parroquias hay múltiples misas tanto sábados por la noche como domingos, debemos hacer un esfuerzo.

“No quiero sonar indignado,” – indica el sacerdote – “pero si los católicos tuvieran alguna idea de lo que realmente sucede en la Eucaristía, yo tendría que ofrecer más Misas”.

El Padre Bill concluye que, teniendo como misión ser un buen pastor, quiere que todos vayamos al cielo… y para eso quiere ayudar eliminando todo aquello que nos pone en peligro de no tener a Dios. Por lo que considera que una verdad incómoda es mejor que una mentira cómoda.

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