Las campanas en las iglesias tienen diversas funciones según el momento en que repican y el lugar donde se encuentran. La mayoría de veces sirven para objetivos religiosos. Pero hay veces en que son usadas con fines civiles.

Su uso comenzó recién en el siglo VII en las iglesias del este. Un siglo después, las iglesias occidentales empezaron a usarlas, comenzando con la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla.

Los primeros monjes y monjas acostumbraban seguir la tradición judía de tener una oración cada cierta hora del día. El toque de campana, así como su frecuencia y ritmo, indicaban que era la hora de rezar en el templo y qué oración que recitarían.

Sin embargo, las campanas en las iglesias también servían como herramienta de defensa de los pueblos. Funcionaban como una especie de alarma para congregar a los ciudadanos y alertarlos de algún ataque.

Así también, eran utilizadas en las festividades especiales del pueblo cercano. Habían toques de fiesta, toque de difuntos, toque de gloria, etc.

En algunos casos, como expresión de fe en el poder de Dios, se tocaban las campanas contra alguna tormenta o enemigo, para indicarles que ahí vivían cristianos, hijos de Dios.

Actualmente en los pueblos pequeños se utilizaban para reunir a los pobladores con fines administrativos o festivos.

En el caso de las ciudades grandes, se utilizan para indicar que se está celebrando alguna fiesta religiosa, especialmente la Misa.

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