A más de uno le ha sucedido que al debatir con un hermano separado o con un no creyente ha pasado por un mal momento, muchas veces porque la otra persona ha sacado como argumento alguna leyenda negra de la Iglesia -que no son pocas-, y nosotros no hemos tenido la información necesaria para rebatirlos.

Es por eso que hemos recopilado tres mitos sobre la Iglesia Católica y cómo responderlos:

La Iglesia desalienta a leer la Biblia

Es absurdo pensar que la Iglesia no quiera que los cristianos lean la Biblia, que es la Palabra de Dios. Constantemente son exhortados a leerla como fuente de conocimiento de Cristo.

Los textos de la Biblia fueron recopilados por la Iglesia y traducidos por ella. Además, las Sagradas Escrituras son leídas siempre en cada Misa.

La idea de que la Iglesia no promueve la lectura de la Biblia proviene de la Edad media, cuando los sacerdotes la guardaban en su monasterio y solo ellos podían poseerlas.

Sin embargo, la razón por las que los sacerdotes de esos años custodiaban las biblias, era porque estas eran hechas a mano y por tanto muy valiosas. Pero las personas sí podían tener acceso a ellas y leerlas.       

El “Papado” es un invento medieval

Se cree que el nombre “Papa” y el “Pontificado” es un invento de la Edad Media para supuestamente sustentar el reinado del Vaticano.

Sin embargo, desde sus inicios, la Iglesia formada por los primeros cristianos reconocieron a San Pedro como el primer Papa. San Irineo menciona que el siguiente obispo de Roma fue San Linus.

San Linus, quien fue mencionado por San Pablo  en la Segunda Carta a Timoteo, fue sucedido por Anacleto. Luego vino Clemente, y así San Irineo menciona a seis Papas más después de él.

Los católicos son anti-ciencia

Esto también es falso. Si bien hubo roces fuertes entre científicos y la Iglesia en algunos momentos, hay que recordar que también existieron -y hay actualmente- sacerdotes que hicieron valiosos descubrimientos científicos.

Por ejemplo está Monseñor Georges Lemaitre, quien propuso la teoría del Big Bang. Por otro lado hay que reconocer que los mayores detractores del evolucionismo fueron las iglesias protestantes.

La Iglesia Católica se pronunció, quizás tarde, para señalar que no se prohíbe la investigación y el debate sobre el origen biológico del ser humano.

Es común que la Iglesia tenga una postura abierta a los descubrimientos científicos, buscando siempre la síntesis entre la fe y la razón.  

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