San Dionisio, o San Denis, nació en Italia en el tercer siglo. Fue ordenado obispo y fue enviado a Francia para predicar a los paganos.

Sus palabras calaron tanto que hubo muchas conversiones. Fue arrestado por las autoridades y lo sentenciaron a ser decapitado en los montes de París.

Le cortaron la cabeza, pero según una antigua leyenda, algo milagroso sucedió: no murió inmediatamente. Según la tradición, el santo tomó su cabeza y empezó a predicar llevándola en sus manos.

Los verdugos estaban tan sorprendidos que no detuvieron al santo sin cabeza mientras este caminaba entre la multitud hablando sobre Dios.

Dicen que caminó varios kilómetros antes de morir.

Pidamos su intercesión para que Dios nos ayude en los momentos en que parece que ya no podemos hacer nada contra la dificultad. Para que sea Dios quien nos sostenga y nos dé la fuerza de seguir adelante.    

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