La Santa Biblia es clara y nos da una lista detallada de cosas que Dios aborrece. Todos sabemos que Dios es amor, por eso a muchos les cuesta creer que Él pueda aborrecer algo.

Sin embargo, estas son actitudes que dañan profundamente nuestra alma y nos alejan de su amor. ¡Así que evítalas a toda costa!

Dice la palabra de Dios:

“Seis cosas aborrece Yahvé, y aun siete aborrece su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, corazón que trama iniquidades, pies que corren presurosos al mal, testigo falso que difunde calumnias y enciende rencores entre hermanos”. Proverbios 6, 16-19.

Siete cosas que Dios aborrece

1) Ojos altaneros

La soberbia es el primer pecado capital y fuente de todos los vicios, por lo que el sabio suplica a Yahvé no le haga “altivo de ojos”. Nada tan opuesto a la sabiduría, que exige humildad profunda y docilidad plena a sus enseñanzas. El orgulloso siente demasiado aprecio de sí mismo y desestima de los demás, para poder aceptar y someterse a sus enseñanzas. Míralo así: Dios, que tuvo una palabra de aliento y perdón incluso para la adúltera, no pudo resistir a los soberbios fariseos.

2) La lengua mentirosa

Este es uno de los vicios que con más frecuencia recriminan los sabios, lo cual indica que se trata de algo muy detestable. Odiosa a Dios, que es la suma Verdad, lo es también a los hombres, porque turba la mutua confianza y la concordia entre ellos.

3) El que derrama sangre inocente

Dios es el autor de la vida del hombre y no está en la facultad de éste quitársela a sí mismo o a su prójimo. La palabra de Dios enseña, a raíz de la muerte de Abel por su hermano Caín, el respeto a la vida del hombre, porque ha sido creado a imagen de Dios.

Prohíbe el homicidio en los diez mandamientos, y proclama que será derramada la sangre de aquel que derrame la de su prójimo. Más aún, las mismas fieras debían pagar con su propia vida la sangre del hombre cuya muerte hubieren causado. Todo esto nos enseña que Dios quiere que se respete la vida de todo hombre inocente.

4) El corazón que trama iniquidades

Las intrigas, las conspiraciones contra su prójimo, resultan también desagradables en extremo al Señor, de cuyo corazón, lleno de bondad, procede todo bien.

5) Pies que corren presurosos al mal

El malvado que hace una y otra vez el mal, llega a crearse un hábito y a sentir una fuerte inclinación a hacer el mal a los demás, que los impulsa a hacerlo tan pronto como se les presenta la ocasión.

6) El testigo falso que difunde calumnias

Este comete un doble pecado, faltando a la verdad y a la caridad contra el prójimo, ocasionándole tal vez un gravísimo daño. La Ley lo prohíbe y los sabios lo condenan con mucha frecuencia.

7) El que enciende discordias entre hermanos

Este es en cierto sentido más odioso que los anteriores a los ojos de Dios. Por hermanos se entiende aquí los parientes próximos y quizá también las personas unidas por vínculos de amistad.

El que siembra discordias entre los parientes y amigos quita la paz y armonía entre aquellas personas entre quienes más necesaria resultan aquéllas, dando quizá ocasión a que se repitieran la historia de José y sus hermanos, la de Caín y Abel.

¡Evita cometer estas acciones!

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