Nota: EWTN descubrió este mensaje navideño nunca antes visto de la fallecida Madre Angélica. ChurchPOP lo publica con permiso.

Me pregunto si entendemos el mensaje de la Navidad.

Para muchos, es un tiempo de dar y recibir, de buscar ofertas y frustrarse por qué comprarle a la tía Sara, que nunca ha quedado satisfecha con tu regalo, o al tío Pedro, que se queja de cada par de calcetines que le has regalado.

Los niños quieren regalos y juguetes que no puedes costear, y tu esposo sigue diciéndote que las cosas mejorarán el próximo año, ¡pero ha estado diciendo eso durante los últimos diez años!

Luego está esa discusión anual sobre cuál casa de los suegros visitarán para celebrar las fiestas este año.

Sí, es posible que la Navidad llegue y pase mientras apenas tienes tiempo de escuchar un villancico. De hecho, probablemente los hayas escuchado durante todo el mes pero nunca captaste el mensaje.

¿Cuál es el mensaje de la Navidad?

Solía hacerme esa misma pregunta cuando era joven.

Al ser hija de una familia monoparental, la Navidad era sombría, por decir poco. Mi madre nunca podía permitirse árboles o regalos navideños. Íbamos a casa de la abuela para la cena y luego volvíamos a un apartamento frío donde mi madre se desmoronaba en lágrimas.

La gran festividad de calidez, alegría y canciones quedaba eclipsada por la realidad de una vida solitaria. Una vida de pobreza y rechazo, tristeza y frustración. Lo más triste de todo era que no había esperanza de que la próxima Navidad fuera diferente.

Luego, a través de una serie de eventos que manifestaron el amor personal de Dios por mí, me convertí en monja en una Orden Contemplativa Franciscana. Solo entonces el verdadero mensaje de la Navidad se hizo claro.

Al mirar hacia atrás, el mensaje siempre había estado allí, pero el desconsuelo había nublado mi visión.

En el monasterio, el énfasis está en un Niño que vino al mundo para experimentar la misma desolación y pobreza que me habían perseguido toda la vida. A la desolación y la pobreza a la que fui arrojada debido al rechazo de mi padre.

Jesús lo eligió debido al amor de Su Padre por la humanidad. Quería darme una experiencia concreta y física de ese Amor.

El Padre se preocupó lo suficiente como para enviar a Su Hijo a compartir mis problemas y frustraciones. El Divino Niño fue el mensaje enviado para mí, para que pudiera enfrentar el sufrimiento y las pruebas de la vida diaria.

Ya no habría una soledad desoladora, sino una soledad con Aquel a quien amaba y que me amaba. Diferentes sufrimientos y desconsuelos continúan llegando a mi vida, pero Jesús y yo los aceptamos juntos.

Ahora hay paz en medio de la tormenta, esperanza cuando todo parece perdido y fe en la oscuridad. Saber que Él vive con nosotros me da valor.

Esta fue mi experiencia.

Tu experiencia puede ser muy diferente, pero lo importante es que no permitas que las celebraciones de la temporada nublen tu visión. No es necesario unirse a un monasterio para escuchar el mensaje de la Navidad. El mensaje ya está en tu corazón, porque allí es donde vive el Amor.

Feliz Navidad,

Madre María Angélica

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