Cuando pensamos en los santos, por lo general la primera imagen que viene a nuestra mente es la de un sacerdote o monja como Santo Tomás de Aquino o Santa Teresa de Ávila. Sin embargo, Dios también llama a la santidad a los laicos.

Un gran ejemplo es Santa Gianna Beretta, una médico y madre de familia, recordada por su fe católica y su testimonio provida.

Fue diagnosticada con cáncer cuando se encontraba embarazada de su cuarta hija. Fue entonces cuando los médicos le sugirieron abortar, pero ella se negó, decidida a dar su vida por su bebé. En 1962, dio a luz por cesárea a Gianna Emanuela y una semana después, falleció.

Su camino de fe la llevó a los altares y fue canonizada en 2004. Sin embargo, su vida no solo es un testimonio de defensa de los niños por nacer, sino que es un gran ejemplo de matrimonio santo y amor verdadero.

En tiempos en los que no existía Instagram o WhatsApp, Gianna enviaba muchas cartas de amor a su novio y luego esposo Pietro Molla.

La belleza de su correspondencia aún se conserva y es conmovedor el profundo amor que ambos se tenían y lo presente que tenían a Cristo en su relación.

Esto último se ve reflejado en una propuesta que Santa Gianna le hizo a su entonces novio 20 días antes de la boda:

“¡Faltan solo veinte días y después seré… Gianna Molla! ¿Qué opinas si para prepararnos espiritualmente y recibir este Sacramento hacemos un triduo? Los días 21 - 22 - 23 la S. Misa y S. Comunión, tú a Ponte Nuovo, yo en el Santuario de la Asunción. La Virgen Santísima unirá nuestras oraciones, deseos y ya qué la unión hace la fuerza, Jesús no puede dejar de escucharnos y ayudarnos. Estoy segura de que dirás que sí y te agradezco”.

¿No te parece hermoso? Pero no es la única vez que la santa dedicó tan profundas palabras a Pietro.

El 26 de septiembre de 2015, durante el Encuentro Mundial de las Familias (EMF) realizado en Filadelfia (Estados Unidos), Gianna Emanuela leyó una carta que su madre le envió a su amado días antes de la boda:

“Queridísimo Pietro,

Cuando pienso en nuestro gran amor, no puedo hacer más que agradecerle al Señor. Es verdad que el amor es el sentimiento más hermoso que Dios nos ha dado y siempre nos amaremos como lo hacemos ahora, Pietro.

Mi queridísimo Pietro, muchas gracias por todo. Quiero decirte lo que siento, lo que está en mi corazón, pero no puedo. Pero tú ya sabes mis sentimientos, así que sabrás entenderme.

Queridísimo Pietro, estoy segura de que siempre me harás tan feliz como lo soy ahora y que el Señor escucha nuestras oraciones que vienen de nuestros corazones, que es amarlo siempre y servirlo de forma santa.

Pietro, cuantas cosas tengo que aprender de ti. Eres un claro ejemplo para mí y te lo agradezco. Con la ayuda y bendición de Dios vamos a hacer todo lo que podamos para crear una nueva familia, un pequeño cenáculo en donde Jesús reine sobre nuestros afectos, deseos y acciones.

Mi Pietro, nuestra boda será en unos días y me siento tan movida de estar tan cerca de recibir el sacramento del amor. Trabajaremos con Dios y su creación. De esta forma vamos a poder darle hijos que lo amarán y servirán.

Pietro, ¿seré capaz de ser la esposa y madre que siempre has querido? Eso espero porque lo mereces y te amo demasiado. Te envío un beso y un abrazo con todo mi amor.”

¿No les gustaría vivir una relación así de católica?

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