El hogar es la cuna de la vida cristiana, pero con frecuencia lo pasamos por alto. Robert Klesko, asesor de teología en EWTN, nos anima a redescubrir la fe en familia y a crear un espacio de oración en casa como una forma concreta de fortalecer nuestra vida espiritual durante esta Cuaresma.
En un artículo para National Catholic Register, Klesko advierte que la cultura actual nos ha llevado a fragmentar nuestra vida, manteniendo cada aspecto aislado uno del otro. Como resultado, la "caja" de la fe suele abrirse solo los domingos.
“Esta desintegración de la vida humana se agravó con la crisis del COVID y la hambruna espiritual causada por el cierre de nuestras iglesias”.
Frente a esta necesidad de volver a incluir la fe en nuestra rutina diaria, Klesko propone crear un puente entre la parroquia y el hogar al incluir lugares de oración en casa.
“Me gustaría desafiar a quienes lean esto a considerar dedicar una parte de su hogar en esta Cuaresma y transformarla en un espacio sagrado. La esperanza aquí es derribar las barreras de la compartimentación adornando nuestro entorno más utilizado con íconos, incienso, textos sagrados y santo silencio. Si adaptamos nuestros hogares, aunque sea en pequeña medida, al clima de nuestras iglesias, la transición del día a día al domingo será menos abrupta y más transformadora espiritualmente”.
Klesko señala que, si bien muchos hogares católicos pueden tener obras de arte religiosos actualmente en sus paredes, la rutina nos puede llevar a acostumbrarnos a ellos y olvidar su significado.
“Podemos llegar a ver un crucifijo en la pared sin que nos haga pensar en Cristo”.
¿Qué se puede hacer para luchar contra esto?
Klesko señala que una forma de superar este problema es la saturación.
“Al estar en un ambiente saturado de lo divino, incluso en nuestros momentos de distracción, nos resulta mucho más fácil elevar nuestras mentes y corazones a Dios”.
Para ello, propone usar una larga tradición del cristianismo oriental llamada “esquina de los íconos”, que es un lugar especial en una habitación pública de la casa donde se adorna con íconos y elementos para la oración.
“Una esquina de íconos es una poderosa herramienta evangelizadora para amigos y vecinos que reciben hospitalidad en nuestro hogar, y un recordatorio concentrado de la centralidad de la oración en la vida diaria”.
Klesko señaló que no es necesario construir una catedral ni gastar mucho dinero, se puede empezar desde lo más pequeño.
“Reorganiza algunos muebles, mueve algunas de tus imágenes religiosas, ordena un área y deja que ese proceso en sí mismo sea una oración.
Y luego, una vez que estés satisfecho, usa el espacio. Si eres soltero, úsalo para centrarte después de un largo día. Si eres una mamá ocupada, que sea un breve respiro en medio del ajetreo. Si eres un papá que llega del trabajo, reúne a tu familia allí para saludarse y reencontrarse ante el Señor. Las posibilidades son infinitas cuando el entorno es el adecuado”.
En este tiempo de Cuaresma, donde la Iglesia nos exhorta a practicar la oración, el ayuno y la limosna, podemos convertir el entorno familiar en un lugar propicio para el crecimiento espiritual.