Tom Cabeen fue un dirigente de los Testigos de Jehová que, poco a poco, encontró el camino hacia Cristo y conoció a la Iglesia Católica.
Perteneció a una familia activa en la comunidad de los Testigos de Jehová. Dejaron todo lo que tenían para poder formar parte del cuerpo misionero de este polémico grupo.
Mientras Tom iba creciendo estudió cada vez más las enseñanzas de la secta y se convirtió en un hombre muy respetado. Se casó con una integrante del grupo y todo estaba en “orden”.
Un día, mientras estudiaba encontró una falla en la cronología en las creencias de los Testigos. Esta falla lo llevó a otra hasta que se topó con la inconsistencia lógica con respecto a Cristo y su vida.
Cada vez tenía más dudas en su corazón con respecto a su fe y estudiaba más para buscar más respuestas. Su comunidad intentó disuadirlo pero no lo lograron.
Cuando vieron que era inminente que él dejaría de creer en sus postulados y que, al ser alguien de renombre, sus dudas podían generar confusión en sus adeptos, decidieron excomulgarlo junto con su esposa Gloria.
Fueron totalmente aislados de su mundo. Ya no tenía contacto ni con su familia. Su padre murió en el 2002, y él no pudo despedirse porque no le permitían el contacto con los miembros de la comunidad.
Esto no lo alejó de su sed de verdad y empezó a estudiar la historia del cristianismo. Y cuando descubrió los textos de los Padres de la Iglesia Católica, sintió como si hubiera encontrado un gran tesoro.
Cambió su forma de percibir las Escrituras, y comprendió que Cristo quería que todos seamos uno como Él y el Padre son Uno.
En el 2006, junto a su esposa y su hijo Matthew, después de haber leído y estudiado la historia de la Iglesia Católica y su doctrina, tomaron la decisión de bautizarse como católicos.
Si quieres leer su testimonio completo entra aquí.
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