Un comandante ucraniano escribió una carta al Papa Francisco desde la ciudad destruida de Mariúpol pidiendo desesperadamente su ayuda.
El mayor Serhiy Volyna, quien lleva 50 días combatiendo en la ciudad asediada por las tropas rusas, suplicó al Santo Padre para que ayude a salvar a la gente de Mariúpol. Las personas allí refugiadas sufren un acceso limitado a alimentos o agua bajo el bombardeo de Rusia.
Soldado ucraniano escribe desesperada carta al Papa Francisco desde Mariúpol
“Probablemente has visto muchas cosas en tu vida. Pero estoy seguro de que nunca has visto las cosas que le sucedieron a Mariúpol. Porque así es como se ve el infierno en la tierra”, escribió Volyna, según una traducción al inglés proporcionada por el Servicio de Información Religiosa de Ucrania el 18 de abril.
“Tengo poco tiempo para describir todos los horrores que veo aquí todos los días. Las mujeres con niños y bebés viven en búnkeres en la fábrica. Tienen hambre y frío. Todos los días viven en la mira de los aviones enemigos. Los heridos mueren todos los días porque no hay medicina, ni agua, ni comida”.
Volyna, que no es católico, sino cristiano ortodoxo, dijo que recurría al Papa en busca de ayuda concreta “porque ha llegado el momento en que las oraciones no son suficientes”.
“Llevar la verdad al mundo, evacuar a las personas y salvar sus vidas de las manos de Satanás, que quiere quemar todos los seres vivos”, expresó el comandante militar como pedido al Papa Francisco.
La ciudad sitiada de Mariúpol continúa bajo bombardeo ruso desde el 1 de marzo. El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy dijo que más de 100.000 personas siguen atrapadas en la ciudad con acceso limitado a alimentos y agua.
“He estado luchando durante más de 50 días, completamente rodeado, y todo lo que tengo es tiempo para una feroz batalla por cada metro de esta ciudad que está rodeada por el enemigo”, dijo Volyna.
“Estoy listo para luchar hasta el final… a pesar de la fuerza abrumadora del enemigo, a pesar de las condiciones inhumanas en el campo de batalla, el fuego constante de artillería y cohetes, la falta de agua, alimentos y medicinas”, dijo.
“Creo en Dios y sé que la luz siempre vence a las tinieblas”, concluyó el comandante en su carta desde Mariúpol.
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Este artículo fue traducido y adaptado de Catholic News Agency.
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