Puede ser sorprendente que ciertas personas estén exentas de practicar el ayuno y abstinencia durante la Cuaresma.

La buena noticia es que existen excelentes alternativas para seguir preparándonos para la Pascua si somos parte de este grupo.

Pero, primero es importante entender lo que dice la Iglesia sobre quién está obligado a participar en esta práctica cuaresmal y quién está exento.

Según el Código de Derecho Canónico (1252-1253):

"La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia.
La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad".

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) amplía estas indicaciones:

“Aquellos que están exentos del ayuno y la abstinencia, además de los que no entran dentro de los límites de edad, incluyen a las personas con enfermedades físicas o mentales, incluidas aquellas que padecen enfermedades crónicas como la diabetes. También están exentas las mujeres embarazadas o en período de lactancia. En todos los casos, debe prevalecer el sentido común, y las personas enfermas no deben poner en peligro su salud con el ayuno”.

Encuentra más información sobre el ayuno y abstinencia aquí.

Entonces, si estás embarazada o amamantando, y no estás obligada a practicar el ayuno o abstinencia durante la Cuaresma, ¿qué puedes hacer en su lugar?

La respuesta corta es: ¡nada!

El embarazo en sí mismo es un gran sacrificio, y la lactancia requiere mucho esfuerzo.

Privarte de alimento o pasar largos períodos sin comer puede ser perjudicial no solo para ti, sino también para tu bebé.

La Iglesia reconoce el trabajo silencioso y los sacrificios que las mujeres hacen en estas etapas de la vida.

Sin embargo, puede que sientas en tu corazón el deseo de ofrecer algo que no esté relacionado con la comida.

Para aquellas mujeres que deciden vivir con más profundidad la Cuaresma, hay muchas maneras de crecer espiritualmente en este tiempo de penitencia y sacrificio.

El ayuno durante la Cuaresma tiene múltiples propósitos, como el crecimiento espiritual, el sufrimiento redentor y la autodisciplina.

A continuación, te compartimos dos prácticas sencillas pero profundas que puedes incorporar en tu vida como embarazada o madre lactante durante la Cuaresma:

1) Ofrece tus sufrimientos cotidianos.

Ya sea las náuseas, los dolores, los cambios de humor del embarazo o las molestias, el cansancio y la dedicación de la lactancia, se te ha dado una gran oportunidad de sufrir con propósito.

Esfuérzate por dirigir tu mirada a la Pasión y Muerte de Nuestro Señor en los momentos de angustia en tu propia vida.

2) Medita las palabras de Cristo en la Última Cena: “Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros”.

En el Evangelio de Lucas, Jesús expresa el carácter sacrificial de su Pasión durante la Última Cena.

En Lucas 22,19 leemos:

“Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío”.

Pocas oportunidades están disponibles en la vida para imitar el amor sacrificial de Jesús. Sin embargo, el embarazo y la lactancia nos permiten amar como Él.

Sea cual sea la forma en la que elijas acercarte más a Cristo durante la Cuaresma, recuerda que Él te ama en este preciso momento más de lo que cualquier persona podría amarte en toda una vida.

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