Moisés Silva Nathiz, administrador del proyecto “Patris Corde”, resaltó la importancia de los sacramentos en la vida de los hombres. La Eucaristía y Confesión son herramientas fundamentales para cultivar una masculinidad alineada con la fe.
En una entrevista con ChurchPOP, Silva resaltó que los sacramentos son extraordinarios medios de sanación y encuentro con Dios.
“Son, por decirlo así, los lenguajes más maravillosos de amor por parte de Dios y la manera de inspirar, conferir los dones y virtudes para vivir nuestra identidad masculina más plenamente”.
Si deseas avanzar hacia la santidad, debes recordar la importancia de estos sacramentos para tu vida de fe.
1. Confesión
La confesión es un encuentro con la misericordia de Dios. Un reconocimiento de mi realidad, mi naturaleza caída, pero gracias al Sacramento es un acceso a la redención de Cristo que quiere salvarme y acercarme al corazón del Padre. Es restablecer mi compromiso en el Señor realizado en las promesas bautismales porque lo merece, es tan bueno y yo también lo merezco.
2. Eucaristía
La Eucaristía, es la gracia más viva dónde encuentro el ejemplo de Cristo de un amor responsable, devoto, vivo, sacrificado, valiente, heroico y esa Masculinidad en la eucaristía llega a mí en cuerpo y sangre, objetivamente. Todo su ser, su masculinidad se une a la mía. Cómo dice una canción: “cuando te consumo a tí, me consumes a mi” o “Yo soy para mí amado y amado es para mí”. De Él aprendo lo que es un buen esposo, un hombre, un hermano, un hijo, en fin, un hombre.
Si te cuesta acercarte a los Sacramentos, te dejamos esta oración de San Juan de la Cruz para acrecentar el deseo de imitar a Jesús.
Concédeme el deseo de imitarte
Concédeme o Cristo
un constante deseo de imitarte
en todas mis acciones.
Ilumina mi espíritu,
para que contemplando tu ejemplo,
aprenda a vivir como tú has vivido.
Ayúdame, Señor,
a renunciara todo lo que no es plenamente
honor y gloria de Dios.
Y esto por amor tuyo Jesús,
que en la vida querías hacer en todo
la voluntad del Padre.
Oh Señor, haz que yo te sirva
con amor puro y entero,
sin esperar en cambio
éxitos o felicidad.
Que yo te sirva y te ame, oh Jesús,
sin ningún otro propósito
que tu honor y tu gloria.
Amén