¿Las malas noticias o las controversias te quitan la paz? El P. Eduardo Hayen Cuarón animó a tener fe en medio de la tormenta y seguir el ejemplo de la Virgen María.

En su cuenta de X, el P. Cuarón, director del semanario Presencia de la diócesis mexicana de Ciudad Juárez, indicó que “ante las malas noticias que circulan a nuestro alrededor –algunas de ellas en la Iglesia Católica” tenemos solo dos opciones.

“El pesimismo y la incredulidad de Zacarías, padre de Juan el Bautista; o el optimismo y la fe de la Virgen María, Madre de nuestro Señor”, resaltó.

El sacerdote indicó que Zacarías era esposo de Isabel, una mujer estéril.

“Aunque ellos eran fieles a Dios, había cierta amargura en sus corazones, amargura que llevó a Zacarías a la incredulidad. Cuando recibió la alegre noticia del embarazo milagroso de su consorte, él no creyó en las palabras del arcángel Gabriel y fue reprendido con la mudez hasta que naciera el Precursor”.

En cambio, la Virgen confió en Dios y lo dejó entrar en su vida.

“Al recibir el anuncio de san Gabriel Arcángel de que sería la madre del Mesías rey, ella creyó y así pudo proclamar el Magnificat en la casa de Isabel. Si Zacarías quedó mudo, los labios de María exultaron en las grandezas del Señor”.

El P. Cuarón pidió tener cuidado con la amargura y el pesimismo, consecuencia de “nuestros pecados, fracasos, decepciones y la presencia del mal en el mundo, así como también la confusión que hoy ha entrado en la Iglesia”. 

“Esto puede volvernos catastrofistas, incrédulos y duros de corazón, al grado de quedarnos mudos para la alabanza y la adoración a Dios”.

“Seamos como la Virgen María y abramos el corazón a Dios y a su señorío. Ella vivió momentos de oscuridad antes y después del nacimiento de Jesús y, sobre todo, al pie de la Cruz. Si, en medio de la tormenta de confusión que golpea hoy a la Iglesia, nuestra alma sigue firme en la fe y abierta a Dios, sucederán cosas maravillosas. Llegarán a nuestras vidas las bendiciones de Dios, así como llegaron a la vida de la Virgen santa en la forma de un niño”.

El sacerdote animó a no quedarnos en las cosas que nos deprimen en estos tiempos de controversias y disputas en la Iglesia.

“Levantemos el corazón hacia el Señor –como lo decimos en cada Eucaristía que celebramos– y dispongámonos a recibir en casa a Jesús, el mejor regalo de Navidad”.

¡Recibamos a Jesús en nuestro corazón!

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