El viernes 16 de julio, el Papa Francisco emitió un motu proprio titulado Traditionis Custodes con el que restringió la celebración del rito romano o “misa Tridentina”.

Pero, ¿Qué es la “misa Tridentina”?

Actualmente, existen dos formas de celebrar la liturgia en el Rito Latino: una forma ordinaria y otra extraordinaria.

A la forma ordinaria -y más popular en el presente- se la conoce como “Novus ordo”. Es la misa a la que estamos más habituados, que se celebra con el sacerdote de cara a la comunidad y en legua vernácula (de cada país). Esta forma de celebración se deprende de las reformas litúrgicas establecidas en el Concilio Vaticano II. 

No obstante, a pesar de estos cambios, permaneció la forma extraordinaria de celebración que se conoce como “misa Tridentina”.

La misa Tridentina, como su nombre lo indica, refiere al Concilio de Trento (1545-1563), de cuyas disposiciones se desprendió el misal de 1570, promovido por el Papa Pío V. Este tipo de misa que, entre otras cosas, se celebraba en latín y con el sacerdote de espaldas a la comunidad, fue la que rigió la celebración durante cuatro siglos.

Luego, se publicó la edición del misal romano del Papa San Juan XXIII en 1962 que terminó de establecer el rito de celebración de la “misa Tridentina”.

En el año 2007, Benedicto XVI publicó el motu proprio Summorum Pontificum. Con esta carta apostólica, el Papa estableció mayores facilidades para esta celebración que a partir de este documento recibió el nombre de extraordinaria.

Así, existen en el Rito Latino dos formas de celebración: la ordinaria o “Novus ordo” o la extraordinaria o “misa Tridentina”.

¿Qué cambió con el motu proprio del Papa Francisco?

El motu proprio Traditionis Custodis, que establece las restricciones a la “misa tridentina” o extraordinaria, fue acompañado por una carta a los obispos donde explicaba las razones de este cambio.

Carta del Santo Padre Francisco a los obispos de todo el mundo para presentar el Motu Proprio, explica que la “oportunidad ofrecida por san Juan Pablo II y, con mayor magnanimidad aún, por Benedicto XVI, destinada a recuperar la unidad de un cuerpo eclesial con sensibilidades litúrgicas diversas, fue aprovechada para ampliar las brechas, reforzar las divergencias y alentar los desencuentros que lesionan. la Iglesia, bloquear su camino y exponerla al peligro de la división”.

Además, señala que “el uso distorsionado que se hizo de esta facultad es contrario a las intenciones que llevaron a conceder la libertad de celebrar la Misa con el Missale Romanum de 1962”.

Por último señaló que en muchas ocasiones, el uso de esta forma extraordinaria está inspirada “por un rechazo no solo a la reforma litúrgica, sino al mismo Concilio Vaticano II, afirmando, con afirmaciones infundadas e insostenibles, que traicionó la Tradición y la ‘verdadera Iglesia’

Cambios más importantes

A partir de este motu proprio, la misa Tridentina (regulada por el el Missale Romanum de 1962) pierde el carácter de extraordinaria y la misa “Novus ordo” se convierte en “la única expresión de la lex orandi del Rito Romano”. (Art. 1)

Solo los obispos de cada diócesis podrán aprobar las celebraciones según el misal de 1962 siguiendo las disposiciones de la Sede Apostólica (Art. 2).

Si en alguna diócesis hay grupos que celebran la “misa Tridentina” -Art. 3-, los obispos deben “comprobar que estos grupos no excluyan la validez y la legitimidad de la reforma litúrgica, de los dictados del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Sumos Pontífices”. Tendrán días de celebración específicos y las lecturas se harán en lengua vernácula -entiéndase coloquial, no en latín.

Los sacerdotes ordenados después de la publicación de esta carta deben obtener el permiso de la Santa Sede antes de celebrar la Misa en latín. Los sacerdotes que ya celebran esta forma deben obtener el permiso del obispo para continuar. (art. 4 y 5)

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