Papa Francisco presentó este domingo 29 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, El Vaticano, una enorme escultura de bronce que representa a emigrantes y refugiados de todo el mundo.

La escultura, colocada en el centro de la plaza, fue inaugurada al final de la oración del Ángelus con motivo del Día Mundial de los Emigrantes y Refugiados.

“No podemos permanecer insensibles” 

El Santo Padre enfatizó que esta escultura tiene como objetivo comunicar al mundo “que nadie está excluido de la sociedad”.

Así también que “no podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, frente a la miseria de tantos inocentes”.

El autor de dicha obra es Timothy Schmalz, y permanecerá en el Vaticano.

Está conformada por una balsa que transporta a 140 emigrantes de varias épocas y lugares. Desde los nativos de América del Sur hasta los judíos perseguidos por los nazis y los africanos que huyen del hambre.

El Papa Francisco deseó que esta obra de arte recordara a “todos el desafío evangélico de la hospitalidad”.

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