Cada año, el 25 de diciembre, festejamos la Navidad. Sin embargo, un obispo escribió hace casi 20 años una carta dirigida a los fieles católicos en los cuales desea incomodidad para esta fiesta. ¿Por qué? Porque así, según él, se experimenta el auténtico sentido de la Navidad.
Monseñor Antonio Bello (1935-1993), un obispo italiano, escribió una carta titulada “Deseos incómdos”. Sirviéndose de la sana ironía y crítica, Monseñor Antonio nos llama a reflexionar sobre una forma diferente de vivir el espíritu navideño.
Obispo explica por qué desea una Navidad “incómoda” a todos los católicos
“Queridos amigos , no cumpliría con mi deber como obispo si dijera ‘Feliz Navidad”‘sin molestarlos. Yo, en cambio, quiero molestarte. De hecho, no soporto la idea de tener que enviar deseos formales e inofensivos impuestos por la rutina del calendario. Incluso me halaga la hipótesis de que alguien los rechace al remitente como no deseados.
¡Muchos deseos incómodos, entonces, mis queridos hermanos!
Jesús que nace del amor te da las náuseas de una vida egoísta, absurda, sin empujes verticales y te permite inventar una vida llena de donación, oración, silencio, valentía. Que el Niño que duerme sobre paja te quite el sueño y haga que la almohada de tu cama se sienta dura como una piedra, hasta que hayas acogido a un desalojado, un marroquí, un pobre de paso.
Dios que se hace hombre te hace sentir gusanos cada vez que tu carrera se convierte en el ídolo de tu vida, el adelantamiento, el proyecto de tus días, la espalda del vecino, la herramienta de tu escalada.
María, que sólo encuentra en el estiércol de los animales la cuna donde depositar tiernamente el fruto de su vientre, te obliga con sus ojos heridos a suspender el anhelo de todas las canciones de cuna navideñas, hasta que una conciencia hipócrita acepta que el basurero, el incinerador de una clínica se convierte en la tumba sin cruz de una vida reprimida.
(…) José, que ante mil puertas cerradas es el símbolo de todos los desengaños paternos, perturba la resaca de tus cenas, reprocha la calidez de tu bingo, provoca cortocircuitos al derroche de tus luces, hasta que te dejas meter en la crisis del sufrimiento de tantos padres que derraman lágrimas secretas por sus hijos sin suerte, sin salud, sin trabajo.
Los Pobres que corren a la cueva, mientras los poderosos conspiran en la oscuridad y la ciudad duerme indiferente, que entiendan que, si ustedes también quieren ver ‘una gran luz’ deben partir de las últimas.
Que los pastores que velan en la noche, ‘cuidando el rebaño’, y escudriñando el amanecer, te den el sentido de la historia, la emoción de las expectativas, la alegría del abandono en Dios. Y te inspiren el profundo deseo de vivir pobre que es la única forma de morir rico.
¡Feliz Navidad! En nuestro viejo mundo agonizante, nace la esperanza”.
¿Qué piensas de este mensaje?
Esta carta fue traducida y adaptada de Famiglia Cristiana.
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