El nacimiento de Jesús es el momento más importante de la historia humana, solo superado por el misterio pascual. Es ese momento salvífico en que Dios nació en este mundo como un pequeño niño, en medio de un pesebre junto a la Santísima Virgen María y San José.

Según Sor María de Jesús Agreda, quien plasmó sus experiencias místicas en la célebre obra Mística Ciudad de Dios, relata cómo la creación y muchas personas del mundo supieron o intuyeron que Dios había nacido.

Como toda revelación privada, ningún católico tiene la obligación de creer en ella y se debe proceder con prudencia. Siempre el criterio para aceptar las supuestas revelaciones es que jamás contradigan los Santos Evangelios, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Sin embargo, cierto o no -cada uno sacará sus conclusiones- este relato logra representar en nuestro corazones ese sentimiento de amor y ternura del nacimiento de Jesús.

Así conoció la creación y los hombres del mundo el nacimiento de Jesús

A penas Jesús había nacido -cuenta Sor María de Jesús Agreda- los ángeles fueron a anunciar la Buena Nueva. San Miguel Arcángel fue al Seno de Abraham y otros ángeles a avisar a Santa Isabel, a San Zacarías y a San Simeón.

Pero mucha gente en el mundo -y toda la Creación- reconoció de algún modo el nacimiento de Jesús.

“Aunque no todos los justos de la tierra conocieron entonces este sacramento, (…) en todos hubo algunos efectos divinos en la hora que nació el Salvador del mundo”, dice Sor María.

“Porque todos los que estaban en gracia sintieron interior júbilo, nuevo y sobrenatural, ignorando la causa en particular. Y no sólo hubo mutaciones en los ángeles y en los justos, sino en otras criaturas insensibles, porque todas las influencias de los planetas se renovaron y mejoraron.

El sol apresuró mucho su curso, las estrellas dieron mayor resplandor, y para los Reyes magos se formó aquella noche la milagrosa estrella (Mt 2, 2) que los encaminó a Belén”. ¡La creación se conmovía ante el nacimiento de Jesús!

“Muchos árboles dieron flor y otros frutos, algunos templos de ídolos se arruinaron y otros ídolos cayeron y salieron de ellos demonios. Y de todos estos milagros, y otros que fueron manifiestos al mundo aquel día, daban diferentes causas los hombres desatinando en la verdad”.

Y continúa el relato: “Sólo entre los justos hubo muchos que con impulso divino sospecharon o creyeren que Dios había venido al mundo, aunque con certeza nadie lo supo, fuera de aquellos a quienes él mismo lo reveló. Entre ellos fueron los tres Reyes magos, a quienes enviaron otros Ángeles de los custodios de la Reina, que a cada uno singularmente, donde estaban en las partes del oriente, les revelaran intelectualmente por habla interior cómo el Redentor del linaje humano había nacido en pobreza y humildad”.

¡Qué hermoso relato sobre el nacimiento de Jesús! ¿Tú qué crees?

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