Es posible que estés familiarizado con los arcángeles, pero ¿sabías que existe una jerarquía completa de ángeles en el ámbito espiritual?
Cada uno de ellos tiene un propósito diferente.
Santo Tomás de Aquino explicó la jerarquía angélica en su famosa obra "Suma Teológica". Cada división incluye tres coros de ángeles, y cada clase de estos seres espirituales tiene un rol y lugar únicos.
La Iglesia nunca ha emitido una declaración oficial sobre este tema. Sin embargo, tradicionalmente se considera como un lugar estructurado.
Según EWTN,
"Los ángeles están clasificados en nueve coros, o categorías, y divididos en tres jerarquías: serafines, querubines y tronos; dominaciones, virtudes y potestades; principados, arcángeles y ángeles".
Te explicamos un poco más de cada uno de estos coros:
I. Suprema
- Serafines: Alaban a Dios. Serafín significa "amor ardiente".
- Querubines: "Guardianes" de las cosas de Dios. Comparten un profundo conocimiento.
- Tronos: Ejecutan la justicia de Dios.
II. Media
- Dominaciones: Gobiernan sobre los ángeles inferiores para cumplir la voluntad de Dios y dar a conocer Su autoridad.
- Virtudes: Realizan milagros.
- Potestades: Luchan contra las fuerzas malignas.
III. Inferior
- Principados: Distribuyen bienes espirituales.
- Arcángeles: Son los asistentes de Dios y cumplen misiones especiales. También protegen a la Iglesia.
- Ángeles: Ayudan a las personas a alcanzar el cielo. Los ángeles guardianes nos protegen de los peligros del cuerpo y del alma.
El gran Padre Pío dijo una vez:
“…¡qué consuelo saber que estamos bajo la custodia de un espíritu celestial, que no nos abandona ni siquiera (¡qué admirable!) en el momento en que disgustamos a Dios! ¡Qué dulce es para el alma creyente esta gran verdad! ¿A quién puede, pues, tener miedo el alma devota que se preocupa de amar a Jesús, cuando tiene siempre consigo un guerrero tan insigne?"
En un episodio de "Living Divine Mercy" de EWTN, el Padre Chris Alar comparte más sobre la presencia de los ángeles en nuestras vidas.
"Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios" - Catecismo de la Iglesia Católica, 336.