En una entrevista realizada por EWTN, el secretario personal de Benedicto XVI, Mons. Georg Gänswein, reveló cuál fue la acusación que más escandalizó al Santo Padre durante su pontificado.
Durante la conversación que se extendió por casi media hora, Andreas Thonhauser le preguntó a Ganswein cómo habia reaccionado Benedicto ante las acusaciones sobre los abusos a menores en las diócesis de Munich y Frisinga (Alemania) mientras él era arzobispo.
El escándalo salió a la luz en el momento en que Benedicto XVI era Papa, y existio una acusación -según su secretario- que perturbó especialmente al Santo Padre.
Esta fue la única acusación que “escandalizó” a Benedicto XVI
“Ya había sido elegido Papa y llegó con mucha fuerza la cuestión de los abusos, un desafío que se presentó de manera inesperada e impactante. De hecho, ya había desempeñado un papel importante como cardenal, cuando desde Estados Unidos plantearon las primeras denuncias de abusos”, comentó Gänswein.
“En aquel momento -recordó su secretario- yo ya había servido en la Congregación para la Doctrina de la Fe durante dos años, por lo que recuerdo muy bien cómo afrontó el asunto, y también cómo tuvo que vencer una resistencia que venía desde dentro. No fue fácil pero lo afrontó muy bien, con firmeza y valentía, cosa que le ayudó también en su pontificado”.
“Ya hemos mencionado cómo, como prefecto, tuvo que hacer frente a las acusaciones procedentes de Estados Unidos a finales de los años 80 y principios de los 90, y que adoptó una postura firme frente a la resitencia interna y externa”.
“Cuando fue Papa -continuó Gänswein- adoptó la misma postura clara y sin ambigüedades. Hay muchos ejemplos de ello, es por eso que la acusación personal relacionada con este asunto de los abusos durante su etapa como arzobispo de Munich y Frisinga de 1977 a 1982 le sorprendió sobremanera“.
En determinado momento, “se le preguntó si aceptaría responder a preguntas sobre la investigación que realizaba la gestión de una sucesión de arzobispos, desde el cardenal Faulhaber hasta el actual arzobispo. Y dijo: ‘claro, no tengo nada que ocultar’. Si hubiera dicho no, se podría haber pensado que ocultaba algo. Nos enviaron muchas preguntas y él las respondió, sabía que no había hecho nada malo. Declaró todo lo que podía recordar, ahí está todo en el informe”, explicó Gänswein.
Pero hubo un error menor que sería utilizado en contra Benedicto XVI y le causaría un gran dolor.
El gran dolor de Benedicto
“Durante la redacción de nuestra declaración cometimos un pequeño error, no del Papa Benedicto, sino un error de uno de nuestros colaboradores, descuido por el cual -inmediatamente- pidió disculpas. Reconoció que se había equivocado en una fecha en particular sobre la presencia del cardenal en una de las reuniones. Todo esto se corrigió al instante y se publicó de inmediato”.
“Pero la narrativa de que el Papa había mentido, desafortunadamente, permaneció”, recordó su secretario.
“De hecho, eso fue lo único que realmente le chocó, que le llamaran mentiroso, porque simplemente no era verdad; y decidió escribir una carta personal. Dijo que ese sería su último comentario al respecto y que después de esa carta ya no diría nada más. Quien no le creyera o no quisiera creerle, no tenía por qué hacerlo. Pero quien mirara los hechos con honestidad y sin prejuicios debía admitir que la acusación de mentiroso era simple y llanamente falsa, e infame además”.
Gänswein subrayó que esa “fue una acusación que realmente lo escandalizó. Sobre todo porque venía de un sector que no destacaba precisamente por aportar grandes cosas en el terreno moral, más bien todo lo contrario”.
“Pero el Papa Benedicto no dejó que esas fueran sus últimas palabras. Él dijo: ‘no he ocultado nada, he dicho lo que tengo que decir, no tengo nada más que añadir, no hay nada más que decir’. Solo podía apelar a la razón, a la buena voluntad y a la honestidad”, concluyó su secretario.
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