Theresa Aletheia Noble proviene de una familia católica. Desde niña le encantaba leer novelas de aventuras, tocar violín y escribir cuentos de hadas.

En su adolescencia solo iba a la iglesia cuando sus padres la obligaban. Entró al mundo del Rock Punk y tiempo después se declaró atea. Años después se hizo vegetariana y se convirtió en activista por los derechos de los animales.

Siempre tuvo anhelos grandes y buscó respuestas en corrientes religiosas como el Budismo, meditación e incluso conoció al Dalai Lama. Pero cuando esto no le bastó, empezó a trabajar con los pobres en Costa Rica dándoles clases por tres meses.

Fue ahí que se encontró con Jesús gracias a la fe de la gente que conoció en el viaje. Fue en ese momento que supo que Dios existía, la amaba y que tenía un plan para ella. Se hizo católica ¡y terminó en un convento! Entró a la congregación de las Hijas de San Pablo.

No se avergüenza de nada más de que no amó a Dios y al prójimo debidamente. Pero cada momento de su vida, cada cuestionamiento, cada batalla y cada crisis lo toma como parte de su historia y de quién es. Si no fuesen por esos momentos, ella no se hubiera encontrado con Dios.

Algunos me ven como una representación de la Iglesia-institución; otros como alguien que vive al margen de la sociedad; otros, además, como una excéntrica; y otros, por fin, ven el amor”, dijo en una entrevista.  

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