En torno a la estatua original del Niño Jesús de Praga han ocurrido muchos milagros, y quizás uno de los más famosos sucedió cuando un sacerdote carmelita lo escuchó pidiéndole un favor particular.

La historia del Niño Jesús de Praga

La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en Praga, República Checa, alberga en su interior la imagen original, que tiene una antigüedad de 400 años. Se calcula que la estatua fue tallada hacia la segunda mitad del siglo XVI.

“Se sabe con certeza que la estatua del Niño Jesús fue traída a Praga por la duquesa española María Manríquez de Lara, que se casó con Vratislav de Pernstein en 1556. Más tarde, ella dio la estatua a su hija Polyxena de Lobkowicz como regalo de bodas. Ella veneraba la estatua y obtuvo consuelo y ayuda de ella en numerosas ocasiones”, sostiene el sitio web de la iglesia.

En 1628, la imagen fue donada al monasterio de los Carmelitas Descalzos de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria. Tres años después, cuando los sajones tomaron Praga, los carmelitas dejaron el monasterio, “que fue saqueado y la estatua del Niño Jesús sufrió daños y fue tratada como un objeto sin valor”.

El niño Jesús habla al Padre Cirilo

En 1637, los monjes regresaron a Praga, y entre ellos se encontraba el Padre Cirilo de la Madre de Dios, quien “encontró la estatua entre unos trastos viejos. Con gran pena, se dio cuenta de que los dos brazos se habían roto”.

El sacerdote recordó las bendiciones recibidas por la intercesión del Niño Jesús, decidió colocar la estatua en un altar del oratorio y renovar la devoción con nueva fuerza.

“Durante su oración, escuchó decir al Niño Jesús: ‘ten piedad de mí y yo tendré piedad de ti. Dame mis brazos y yo te daré mi paz. ¡Te bendeciré tanto como tú me veneres a mí!’”.

El P. Cirilo pidió al Prior del monasterio poder restaurar la imagen, lamentablemente no había los recursos suficientes.

El sacerdote rezó para poder conseguir el dinero, y ni bien terminó su oración, una dama lo esperaba en la iglesia, quién le entrego una suma considerable de dinero y desapareció.

“Desafortunadamente, los presupuestos fueron demasiado altos, por lo que nuevamente la estatua no fue reparada. Interiormente, el sacerdote escuchó una voz que le decía que colocara la estatua en la entrada de la sacristía. Así lo hizo y pronto un desconocido se acercó y notó las manos rotas de la estatua. El desconocido se ofreció a repararla gratuitamente, una oferta que fue aceptada con alegría”, indica Catholic Culture.

Finalmente, la imagen reparada fue colocada en la iglesia.

Durante su visita en 2009, Benedicto XVI pronunció esta hermosa oración frente a la imagen:

Señor Jesús, te tenemos frente a nuestros ojos como un niño y creemos en que eres el Hijo de Dios, que te hiciste hombre a través del Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María. Igual que en Belén, también nosotros con María y José, los ángeles y los pastores, te veneramos y reconocemos que eres nuestro único Salvador. Permaneciste pobre para que nos enriqueciéramos con tu pobreza; no permitas que nos olvidemos de los pobres y de los que sufren. Protege a nuestras familias, bendice a los niños de todo el mundo y haz que siempre nos gobierne el amor que has traído para que seamos más felices.

Jesús, permite que la humanidad entienda el mensaje del nacimiento de Dios, que comprendan que viniste para darle a la humanidad luz, alegría y tranquilidad.

Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.

Comparte