En la fiesta de los Santos Inocentes, la Iglesia recuerda a los niños que murieron por órdenes del rey Herodes. La historia de estos pequeños se ha representado en muchas obras artísticas, entre ellas un villancico.

La bloguera católica, Kathy Schiffer, indicó en una nota en National Catholic Register que la historia de estos niños ha resonado a lo largo de la historia y en el siglo XVI, se creó una canción que expresa la tristeza de aquellas madres que perdieron a sus hijos.

“Originalmente parte de una misteriosa obra sobre la Natividad titulada ‘The Pageant of the Shearmen and Tailors’ (El Desfile de Esquiladores y Sastres), la solemne ‘Coventry Carol’ toma la forma de una canción de cuna cantada por las madres de los niños asesinados”. 

En la obra original, tres mujeres de Belén entran en escena con sus hijos, inmediatamente después de que San José sea advertido en sueños y escapara con María y el Niño Jesús a Egipto.

La canción se popularizó como un villancico durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1940, la transmisión de la BBC culminó con un coro cantando la triste melodía en las ruinas bombardeadas de la Catedral de Coventry (Inglaterra).

Schiffer agregó que las letras de esta triste canción son melancólicas y a veces difíciles de entender para un lector moderno.

Según indica Classic FM, la letra usa las palabras “Lully” o “Lullay”, onomatopeyas antiguas que derivaron en las palabras actuales en inglés: Lull (calmar) o Lullaby (canción de cuna).

“Las letras son desgarradoras; despidiendo a los niños que Herodes ha ordenado matar. Sin duda, una de las canciones navideñas tradicionales más conmovedoras”, agrega.

Letra traducida de “Coventry Carol”

Lully, lullay, pequeño niñito,
Adiós, adiós, lully, lullay.
pequeño niñito,
Adiós, adiós, lully, lullay.

Oh, hermanas también,
¿cómo podemos hacer para preservar este día,
este pobre pequeñín por quien cantamos
‘Adiós adiós, lully, lullay’?

Herodes el Rey, lleno de ira,
ha ordenado en este día a sus hombres,
y bajo su propia mirada,
que maten a todos los niños.

¡Ay de mí!, pobre niño, por ti
Lloraré y lo contaré por siempre,
Pero ahora en la despedida no cantes ni cuentes,
‘Adiós adiós, lully, lullay’

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