Cada 1° de enero celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. ¡Una excelente ocasión para encomendarte a ella con esta consagración a la Virgen María!

La consagración a la Virgen María es el acto por excelencia del culto de hiperdulía por medio del cual un cristiano, ejercitando el sacerdocio común o ministerial recibidos en el bautismo o en la ordenación, dedica a María a una o varias personas colocándolas de un modo más intenso bajo el ámbito de la mediación mariana.

Por medio de este acto entre ellas y María queda establecido un nuevo vínculo religioso que se caracteriza por una pertenencia espiritual que tiende hacia la totalidad y que implica una mayor dispensación al consagrado de los dones divinos distribuidos por María y un empeño mayor por parte de este en cumplir la voluntad de Dios por medio de María.

Consagración a la Virgen María

Oh María, Virgen Poderosa y Madre de misericordia, Reina del Cielo y Refugio de los pecadores, nos consagramos a tu Inmaculado Corazón.

Te consagramos nuestro mismo ser y toda nuestra vida; todo lo que tenemos, todo lo que amamos, todo lo que somos. A ti te damos nuestros cuerpos, nuestros corazones y nuestras almas; a ti te damos nuestros hogares, nuestras familias, nuestro país.

Deseamos que todo lo que hay en nosotros y a nuestro alrededor te pertenezca y pueda participar de los beneficios de tu bendición maternal. Y para que este acto de consagración sea verdaderamente eficaz y duradero, renovamos este día a tus pies las promesas de nuestro Bautismo y de nuestra Primera Comunión.

Nos comprometemos a profesar con valentía y en todo momento las verdades de nuestra santa fe, y a vivir como corresponde a los católicos que se someten debidamente a todas las instrucciones del Papa y de los obispos en comunión con él.

Nos comprometemos a guardar los mandamientos de Dios y Su Iglesia, en particular para santificar el Día del Señor.

Asimismo, nos comprometemos a hacer de las prácticas consoladoras de la religión cristiana y, sobre todo, la Sagrada Comunión, parte integrante de nuestra vida, en la medida en que podamos hacerlo.

Por último, te prometemos, oh gloriosa Madre de Dios y amorosa Madre de los hombres, dedicarnos de todo corazón al servicio de tu bendito culto, para apresurar y asegurar, por la soberanía de tu Inmaculado Corazón, la venida del Señor. reino del Sagrado Corazón de tu adorable Hijo, en nuestro propio corazón y en el de todos los hombres, en nuestro país y en todo el mundo, como en el cielo. así en la tierra. Amén.

¡Reza esta consagración a la Virgen María al comenzar el año!

La consagración fue obtenida de EWTN.

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