Todos hemos atravesado momentos de dificultad y desesperación donde no vemos la salida. ¿Cómo afrontar nuestros problemas sin perder la esperanza? El ejemplo de la Virgen María nos puede guiar.

En un artículo para National Catholic Register, la editora senior, Amy Smith, comentó su especial devoción a Nuestra Señora de la Esperanza, una antigua devoción mariana que se celebra el 17 de enero.

Smith señaló que María es la personificación de la esperanza y resaltó 3 virtudes de la Virgen María que nos muestran cómo vivir las dificultades con confianza en Dios.

¿Cómo tener esperanza en medio de la dificultad? Sigue el ejemplo de la Virgen María

1. Reflexiona

"Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón." (Lucas 2,19).

María, quizás más que cualquier otra persona que haya vivido, experimentó las cumbres de la alegría y las profundidades de la tristeza. Sostuvo a Cristo en sus brazos como un bebé y como el Salvador que se sacrificó por nosotros.

La Virgen se aferró a la esperanza a pesar de todo. Por lo que, cuando estamos llenos de alegría, alivio, tristeza o cualquier otra emoción, debemos reflexionar, mientras caminamos con Jesús y su Madre.

Benedicto XVI explica al respecto:

"El evangelista san Lucas repite varias veces que la Virgen meditaba silenciosamente esos acontecimientos extraordinarios en los que Dios la había implicado. El verbo griego usado, sumbállousa, en su sentido literal significa ‘poner juntamente’ y hace pensar en un gran misterio que es preciso descubrir poco a poco".

“Sin embargo, en la escuela de María podemos captar con el corazón lo que los ojos y la mente por sí solos no logran percibir ni pueden contener. En efecto, se trata de un don tan grande que sólo con la fe podemos acoger, aun sin comprenderlo todo. Y es precisamente en este camino de fe donde María nos sale al encuentro, nos ayuda y nos guía. Ella es madre porque engendró en la carne a Jesús; y lo es porque se adhirió totalmente a la voluntad del Padre”. 

“En su corazón María siguió conservando, ‘poniendo juntamente’, los acontecimientos sucesivos de los que fue testigo y protagonista, hasta la muerte en la cruz y la resurrección de su Hijo Jesús”.

“Queridos hermanos y hermanas, sólo conservando en el corazón, es decir, poniendo juntamente y encontrando una unidad de todo lo que vivimos, podemos entrar, siguiendo a María, en el misterio de un Dios que por amor se hizo hombre y nos llama a seguirlo por la senda del amor, un amor que es preciso traducir cada día en un servicio generoso a los hermanos”.

2. Confía

Recuerda lo que Simeón le dijo a María: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lucas 2, 34-35).

María no permitió que el miedo la dominara y tampoco dejó que su confianza en Dios flaqueara.

San Juan Pablo II recordó a los fieles:

"Esta mujer de fe, María de Nazaret, Madre de Dios, se nos ha dado por modelo en nuestra peregrinación de fe. De María aprendemos a rendirnos a la voluntad de Dios en todas las cosas. De María aprendemos a confiar también cuando parece haberse eclipsado toda esperanza. De María aprendemos a amar a Cristo, Hijo suyo e Hijo de Dios. Pues María no es sólo Madre de Dios, es Madre asimismo de la Iglesia. En cada etapa de la marcha a lo largo de la historia, la Iglesia ha recibido bienes de la oración y protección de la Virgen María".

María confiaba en que Dios cumpliría con lo que había prometido y ahora nos acompaña mientras nosotros: amamos a Dios, seguimos a Jesús, imitamos sus virtudes, rezamos sin cesar, pedimos la intercesión de nuestros amigos los santos, amamos a nuestra familia, cumplimos con nuestra vocación, enfrentamos el estrés de la vida diaria, cuidamos a los enfermos, animamos a amigos y colegas, apoyamos a la Iglesia y la comunidad, defendemos la dignidad de la vida y somos testigos de la esperanza.

Siempre regreso a la hermosa explicación del Papa Francisco vigilia de Pascua de 2020:

"La Virgen, en el sábado, día que le sería dedicado, rezaba y esperaba. En el desafío del dolor, confiaba en el Señor", explicó.

Cuando lo peor estaba sucediendo, ella confiaba, ella sabía que la cruz no era el final, que la esperanza se levantaría.

3. Mantente cerca de Jesús

"Todo cuanto él os diga, hacedlo” (Juan 2, 5).

Todos conocemos la instrucción mariana en las Bodas de Caná. En seis palabras, María mostró el objetivo de la vida cristiana.

En la homilía mencionada anteriormente, Benedicto XVI explicó por qué debemos permanecer cerca de Cristo:

"Podemos estar seguros de que, si buscamos sin descanso su rostro, si no cedemos a la tentación del desaliento y de la duda, si incluso en medio de las numerosas dificultades que encontramos permanecemos siempre anclados en él, experimentaremos la fuerza de su amor y de su misericordia".

A Jesús por María.

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