Todos estamos heridos. En algún momento de nuestra vida hemos experimentado el dolor, el sufrimiento o la miseria tanto interior como exterior.

Jesús es el médico que cura nuestras heridas, que sana nuestros corazones y que nos llama todos los días a la vida.

Hoy queremos recordarte algunas oraciones que puedes rezar cuando te experimentes herido cuerpo o alma:

Oración para pedir la salud de un conocido, amigo o pariente enfermo

Padre nuestro que está en los cielos, vengo delante de ti reconociendo que solo Tú eres Dios. Reconozco que eres Dios de amor, de compasión y de misericordia. Por eso, hoy te pido que te acuerdes de (nombre de la persona), que está enfermo/a de _________.

Te pido, Señor, que extiendas tu mano sanadora hacia (nombre de la persona). Te pido Señor que quites el dolor de su cuerpo. Te pido, Señor, que confortes su alma durante estos momentos difíciles. Te pido, Señor, qué (nombre de la persona) sepa que tú estás a su lado siempre.

La Biblia dice que tú le has dado autoridad a tu hijo Jesús sobre todas las cosas. Así que yo declaro que, en el nombre de Jesús, la enfermedad se va de (nombre de la persona). Tengo fe que tú, Señor, tienes el poder para sanar. Confío que la obra de sanidad está hecha en (nombre de la persona).

Gracias Señor por escuchar mi petición. Gracias por tu amor y por tu misericordia. Gracias por tus grandes obras. Gracias por la salud de (nombre de la persona). Que tu voluntad sea hecha, en el nombre de Jesús. Amén.

Oración a la Virgen de Lourdes por nuestros familiares enfermos

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, madre de Dios y madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tu misericordia sobre nosotros.

Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches: pero acuérdate de que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a ti haya sido abandonado. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!

Ya que Dios obra por tu mano curaciones innumerables en la gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… (diga el nombre del enfermo/a).

Alcánzale de tu divino hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcánzanos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y, sobre todo, un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

Oración a San Rafael arcángel, el "médico divino"

Dios te bendiga, santo arcángel Rafael, pues, tú eres uno de los siete maravillosos arcángeles del Señor, que trabajan día a día por la obra divina. Guíanos en el camino de la sanación, pues por tu intermedio es solo Dios, el que sana. Tú que caminaste con Tobías, curaste a Tobit, venciste a Asmodeo, encadenándolo en Egipto, y liberaste a Sara, camina a mi lado, guíame, enséñame y revélame lo que debo hacer. Te pido especialmente, que por la sabiduría que Dios te ha concedido, y apelando con todo mi corazón a la misericordia divina, que nace del Padre, se expresa en el Hijo y se materializa en el Espíritu Santo; que tengas a bien elevar, sanar, proteger y liberar a (decir el nombre del enfermo) que tanto lo necesita. Bendice especialmente sus medicamentos, y a los médicos que lo asisten, para que, guiados por la fuerza vivificadora del Espíritu Santo, la salud habite en armonía en ese cuerpo, ese espíritu y esa alma de nuestro Señor. Amén.

Oración milagrosa a San Peregrino

San Peregrino, humilde servidor del Señor y de Santa María, ven en mi ayuda y sosténme en mi debilidad. La enfermedad invade mi cuerpo y hace la vida incierta, la tristeza empaña mi corazón y mi fe desfallece. Por tus súplicas, alcánzame una fe viva, y una esperanza firme, a fin de que Dios tenga compasión de mí, me libre de todo mal, sane mi cuerpo y se cumpla su voluntad en mí. Que en su ternura, sea fortalecido, en las pruebas y angustias que él me llame a vivir para ser siempre testimonio de su presencia en mi vida. 

¡Oh San Peregrino, mi hermano en la fe, sé mi protector y ruega por mí a Dios, nuestro Señor, el buen pastor, a fin de que me conduzca un día a su morada de paz y de alegría, donde celebraré su amor, por los siglos de los siglos! Amén.

*A San Peregrino se le reza especialmente por las personas enfermas de cáncer.

Oración a Santa Rita por los enfermos

Amorosa y piadosa Santa Rita de Casia, amada hija de Cristo y madre mía. Tú que has atesorado el amor del Todopoderoso desde muy niña, te hiciste por tu entrega y sufrimiento merecedora de su gracia. Hoy quiero ofrecerte mi vida, para que, por medio de tu mano sanadora, me concedas la sanación de mi cuerpo y me liberes de la terrible enfermedad que padezco. 

Solo tú tienes el poder que viene de lo alto, para devolver a mi cuerpo el vigor y la vitalidad que necesita, para continuar mi obra en este mundo. Dame, impoluta madre la fuerza que necesito para soportar los tratamientos que han de aplicar en mi cuerpo. Y así como devolviste la salud a aquel hombre desahuciado, se haga en mí tu obra y pueda erguirme nuevamente para venerarte. Santa Rita amada esposa de Dios, aboga por mí ante el Altísimo. 

Con tu dulce voz eleva hasta su oído mis súplicas para que, en la magnificencia de su amor, esta enfermedad desaparezca de mi cuerpo entero. Santa Rita bendita, permíteme a través de la pureza de tu estigma, tener la salud que tanto deseo. No te pido nada más que la completa salud de mi cuerpo. Porque quiero vivir y ser testigo de tu misericordia en mi vida. Desde este momento y para siempre te estaré agradecido pues sé, que no has de abandonarme en tan duro momento. Confío plenamente en tu bondad. 

Esperaré paciente en la paz que proviene de tu mirada y del amor del Padre. Hasta que los médicos me digan que he sanado y seguro estaré, que fue por tu mano. Seré tu leal servidor desde ahora, y hasta después de mi muerte. Bendita y alabada seas por siempre tú mi purísima Santa Rita. Amén.

Oración milagrosa a San Expedito

San Expedito, que perdiste todo, que pereciste gloriosamente por la espada, ruega por mí.

San Expedito, patrono de estudiantes y jóvenes, modelo de soldados, protector de viajeros, ruega por mí.

San Expedito, abogado de pecadores, salud de los enfermos, mediador de juicios, ruega por mí.

San Expedito, consuelo de los afligidos, ayuda en los asuntos urgentes, apoyo muy fiel de quienes esperan en ti, ruega por mí.

Santo Expedito, te lo ruego, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, ven a rescatarme, escúchame, por favor hazme caso y deja que mi llanto llegue hasta ti.

Señor Jesús, te ruego que inspires con tu gracia todos mis pensamientos y acciones para que, por la intercesión de San Expedito, sean llevadas a cabo con valentía, fidelidad y prontitud, en tiempo oportuno y con un final feliz. Amén.

Oración corta que el propio enfermo debe rezar

Señor mío y Dios mío, por tu amor y por tu misericordia sánanos de todas las enfermedades, porque somos tus hijos. Sánanos especialmente de aquellas que la ciencia humana no alcanza a curar. Haz que con tu ayuda conservemos siempre pura nuestra alma de todo pecado. Amén.

Oración de sanación interior del Padre Emiliano Tardif

Padre de bondad: te bendigo y te alabo y te doy gracias; porque por tu amor nos diste a tu hijo Jesús. Gracias, Padre, porque a la luz del Espíritu comprendemos que Él es la luz, la verdad y el Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre; pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida. Tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho.

Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tú conoces mis limitaciones, mis errores y mis pecados. Conoces los traumas y complejos de mi vida.

Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo, derrames tu santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador penetre en lo más íntimo de mi corazón.

Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sáname aquí y ahora de mi alma mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo.

Tú que apareciste en medio de ellos y les dijiste: “paz a vosotros”, entra en mi corazón y dame tu paz. ¡Lléname de tu amor! Sabemos que el amor hecha fuera el temor. Pasa por mi vida y sana mi corazón.

Sabemos, Señor Jesús, que tú lo haces siempre que te lo pedimos y te lo estoy pidiendo con María, mi madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y tu respondiste a su deseo transformando el agua en vino. Cambia mi corazón y dame un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo.

Has brotar en mí los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría. Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida. Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas, porque tú me liberas, porque tu rompes las cadenas y me das la libertad.

Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios. Te doy gracias Espíritu Santo por la fe.

Gracias por el amor que has puesto en mi corazón, ¡Qué grande eres Señor Dios Trino y Uno! Bendito y alabado seas, Señor. Amén.

Comparte