¿Te has preguntado alguna vez si hay forma de validar que la imagen en la Sábana Santa es Jesús? El Profesor Física Matemática de la Universidad de Turín y vicepresidente de la Cofradía del SS. Sudario, Bruno Barberis, nos da 7 razones que nos pueden ayudar a tener nuevas luces sobre este tema.
Barberis aseguró que la figura en la Sábana Santa es Jesús de Nazaret en su participación en el “Congreso Internacional Ciencia y Fe en la Sábana Santa, ¿Quién es el hombre de la Sábana Santa de acuerdo a la ciencia?”.
Desde la Fe recopiló estas razones contundentes que Barberis expuso en su charla “La Sábana Santa: Espejo del Evangelio y desafío a la inteligencia”.
1. Fueron envueltos en una sábana
Después de la muerte, el hombre de la imagen y Jesús fueron envueltos en una sábana, lo cual era muy raro en la antigüedad, especialmente en el caso de alguien crucificado. A menudo, el cadáver se dejaba a merced de animales salvajes o se enterraba en fosas comunes.
2. Corona de Espinas
Ambos tenían una corona de espinas en la cabeza. Este hecho es realmente excepcional, ya que no hay documentos que informen de esta costumbre, ni entre los romanos ni entre otros pueblos.
3. El transporte del patíbulo
El hombre de la Sábana Santa, al igual que Jesús, llevaba sobre sus hombros un objeto pesado que no podía ser otra cosa que el patíbulo en el que fue clavado. El transporte del patíbulo por parte de los condenados no se realizaba en todas las crucifixiones, ya que a menudo se utilizaban árboles o cruces improvisadas.
4. El uso de clavos
Ambos fueron fijados a la cruz con clavos, un método que parecía reservarse para las crucifixiones oficiales, mientras que, en la mayoría de los casos, los condenados eran sujetados a la cruz con cuerdas.
5. Piernas no rotas
Tanto Jesús como el hombre de la imagen fueron heridos en el costado después de la muerte, pero sus piernas no fueron quebradas. Esto es prácticamente único, ya que era más común romper las piernas de los crucificados para acelerar su muerte.
6. Sin lavar ni ungir
Ambos fueron envueltos en el sudario funerario inmediatamente después de ser bajados de la cruz, sin que se llevara a cabo ningún lavado ni unción. En cambio, las costumbres de la época, en el caso de un entierro normal, implicaban lavar el cuerpo y ungirlo con aceites aromáticos antes de envolverlo en el sudario funerario.
En el caso de Jesús, sabemos que fue envuelto en una sábana y colocado en un sepulcro inmediatamente después de bajar de la cruz, debido a la necesidad de realizar esta operación antes de la caída de la noche, cuando comenzaba la Pascua judía, durante la cual no se podía realizar ningún trabajo manual. El entierro definitivo debía ser realizado por las mujeres dos días después.
7. Permaneció en la sábana por poco tiempo
Ambos permanecieron en la sábana por un breve período. En el caso del hombre de la Sábana Santa, para obtener la imagen que vemos, el cadáver debió permanecer en la sábana durante algunas horas, pero no más de dos o tres días, ya que el proceso de descomposición habría destruido la imagen y dejado manchas irreconocibles en la tela, que no están presentes en la Sábana Santa. Del mismo modo, Jesús fue envuelto en una sábana después de ser descendido de la cruz y permaneció envuelto en ella durante un tiempo no superior a 40 horas.
La probabilidad total de que estos siete sucesos se hubieran dado a la vez en otro hombre y que haya sufrido el suplicio de la crucifixión es de ““1 entre 20 mil millones [...]. En otras palabras, entre 20 mil millones de crucificados eventuales, solo uno podría haber poseído las siete características que hemos considerado, comunes al hombre de la Sábana Santa y a Jesús. Como es evidente en la historia de la humanidad no pudo haber habido 20 mil millones de crucificados, como máximo algunos cientos de miles o algún millón”, enfatizó Barberis.
“permite concluir que es altísima la probabilidad de que un crucificado con estas características sea único y que por tanto el hombre de la Sábana Santa sea precisamente Jesús de Nazaret”, concluyó.
¿Y ustedes qué opinan?