¿Sabías que cada día de la semana tiene una devoción especial en la tradición católica? Ya sea al contemplar la Cruz los viernes o al dedicar los sábados a la Virgen María, estas prácticas ofrecen una guía concreta para crecer en la fe.

En un artículo para National Catholic Register, el diácono Thomas L. McDonald explica que la costumbre de dedicar cada día de la semana a una intención particular tiene sus raíces en las Misas votivas de la Iglesia primitiva.

“Las Misas votivas, ofrecidas por una intención especial en lugar de una fiesta litúrgica fija, eventualmente llevaron a asignar textos a diferentes días de la semana para conmemorar ciertos misterios o personas”.

Esta práctica quedó organizada en el Misal de San Pío V en 1570. Sin embargo, tras el Concilio Vaticano II, las Misas votivas quedaron a discreción del sacerdote y ya no están vinculadas a días específicos.

Aun así, mantener una devoción diaria sigue siendo una forma valiosa de dar estructura espiritual a la semana. A continuación, te explicamos la tradición asociada a cada día:

Domingo: La Resurrección y la Trinidad

El domingo siempre ha sido el día del Señor, consagrado a la Resurrección. Sin embargo, hacia el segundo milenio comenzó a vincularse también con la Santísima Trinidad. Algunos fieles intentaron dividir esta devoción, dedicando el domingo al Padre, el lunes al Hijo y el martes al Espíritu Santo, lo que dio lugar a Misas votivas separadas. Esta práctica fue suprimida por el riesgo de confusión, y con el tiempo, la conmemoración de la Trinidad se consolidó nuevamente en el domingo.

Lunes: Las almas del Purgatorio

Durante la Alta Edad Media se creía que las almas del purgatorio recibían alivio desde el anochecer del sábado hasta el amanecer del lunes. Como se pensaba que retomaban su sufrimiento en la mañana del lunes, se popularizó acompañarlas con oraciones especiales. Durante muchos siglos, los sacerdotes añadieron oraciones por las almas los lunes que no estuvieran dedicados a otro propósito, y los fieles adoptaron también esta práctica. En algunas tradiciones, también se recuerda al Espíritu Santo en este día.

Martes: Los Ángeles

Originalmente, las Misas votivas por los ángeles se celebraban los lunes, ya que se los consideraba la primera creación de Dios y guías de las almas del purgatorio. Pío V trasladó oficialmente esta conmemoración al martes, aunque en la devoción popular, los ángeles siguen siendo recordados a veces los lunes, junto con las almas bajo su cuidado.

Miércoles: Los Apóstoles y San José

El miércoles, al igual que el viernes y el sábado, es un día de mayor solemnidad litúrgica, como lo evidencian los antiguos ayunos de Témporas. Fue asignado primero a los apóstoles, y más tarde a San José, quien acabó compartiendo ese día con ellos. Esta elección tiene sentido si consideramos que el viernes está dedicado a la Cruz y el sábado a la Virgen María, dejando el miércoles como el día más adecuado para honrar a San José y a los apóstoles.

Jueves: La Sagrada Eucaristía

La Última Cena, en la que Cristo instituyó la Eucaristía, tuvo lugar un jueves. Por eso, este día es ideal para meditar sobre este sacramento, participar en la adoración eucarística y realizar una Hora Santa. También es una buena ocasión para reflexionar sobre la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní.

Viernes: La Cruz y el Sagrado Corazón

El viernes tiene un carácter penitencial por excelencia, en memoria de la Pasión de Cristo. Tradicionalmente se evita comer carne, aunque actualmente esta práctica puede sustituirse por otro sacrificio. Además, el primer viernes de cada mes está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, según las revelaciones hechas a Santa Margarita María de Alacoque, en las que se prometió gracias y la perseverancia final a quienes comulgaran en ese día durante nueve meses consecutivos.

Sábado: La Virgen María

Desde al menos el siglo IX, el sábado se dedica especialmente a la Virgen María. Se considera que fue la única que mantuvo la fe firme en el Sábado Santo, mientras todos los demás se dispersaban. Esta devoción se ha mantenido en la vida litúrgica y espiritual de la Iglesia hasta nuestros días.

El diácono McDonald también menciona otra disposición devocional recogida en el St. Gregory’s Prayer Book. Esta propuesta es la siguiente:

  • Domingo: La Resurrección
  • Lunes: El Espíritu Santo
  • Martes: Los Ángeles
  • Miércoles: Los Santos
  • Jueves: El Santísimo Sacramento
  • Viernes: La Santa Cruz
  • Sábado: La Virgen María
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