A punto de comenzar la Cuaresma, ¿has reflexionado sobre cómo crecer en santidad durante este tiempo? Aquí te compartimos cinco acciones que puedes evitar para llegar al Domingo de Pascua con un verdadero crecimiento espiritual.
En un artículo para National Catholic Register, la especialista senior en medios digitales en EWTN y coautora de “The Prayer Book for Tired Parents”, Debbie Cowden, señaló algunas acciones que debemos evitar para tener una Cuaresma fructífera y santa.
1. Realizar penitencias absurdas
Cowden indicó que no todas las penitencias son adecuadas para cada estado de vida, y no debemos elegirlas solo porque otros las hacen.
“Sé que suena valiente tomar duchas frías durante 40 días seguidos o hacer ayuno a pan y agua, pero si solo lo haces para decir que lo lograste, sin una preocupación genuina por el crecimiento espiritual, entonces es mejor elegir otra penitencia”.
Antes de elegir la penitencia que observaras durante esta Cuaresma, ponla en oración y de ser posible, pide el consejo de tu director espiritual o párroco.
2. Tratar la Cuaresma como una segunda oportunidad para los propósitos de Año Nuevo
Aunque la Cuaresma puede parecer una oportunidad para retomar los propósitos de Año Nuevo, es importante no caer en la tentación de convertir las penitencias en meros objetivos personales.
“Al practicar los tres pilares de la Cuaresma (oración, ayuno y limosna), podemos aprovechar al máximo este tiempo y realmente llegar a ser personas más santas en Pascua. Claro, puedes adoptar penitencias relacionadas con la comida, pero hazlo con un propósito. Santo Tomás de Aquino nos enseña en la Suma Teológica que el ayuno nos ayuda a crecer en virtud, especialmente en la castidad, ya que favorece la oración contemplativa y nos permite hacer reparación por nuestros pecados (II-II, Q. 147)”.
3. Descuidar tus defectos espirituales
“Una vez escuché a alguien decir que ‘el ayuno sin oración es solo una dieta’. ¡Y no podrían estar más en lo cierto!”, afirma Cowden.
Señala que la Cuaresma es el momento ideal para trabajar en nuestros defectos espirituales y, al combinarlos con la oración, el ayuno y los sacramentos, podemos recibir la gracia sobrenatural necesaria para superarlos y asemejarnos más a Jesús.
No obstante, advierte que, si enfrentamos un pecado habitual grave que requiere un esfuerzo mayor para vencer, “la guía de un director espiritual o un sacerdote puede ser de gran ayuda”.
4. Evitar la confesión
Si bien la Iglesia Católica pide a los fieles confesarse al menos una vez al año, es importante acercarse a este sacramento lo más frecuentemente posible.
“Mientras intensificas la oración y la penitencia, necesitarás una abundancia de gracia para resistir la tentación, al igual que Jesús en el desierto”.
5. Mantener el status quo
Cowden señaló que algo está mal en nuestra forma de vivir la Cuaresma si al llegar el Domingo de Pascua no somos más santos de lo que éramos en Miércoles de Ceniza.
“Si cumpliste tus 40 días de duchas frías, pero sigues siendo impaciente con tu familia, sigues enganchado a las redes sociales o sigues conduciendo con furia al volante, ¡algo está mal! Por eso es importante elegir una penitencia que vaya más allá de dejar los dulces o la televisión: abstenerse de esas cosas temporalmente no te transforma radicalmente como persona”.
La Madre Angélica indicaba sobre las penitencias en Cuaresma:
“Necesito renunciar a algo que sé que está mal en mí. Y tal vez estos 40 días te ayuden a adquirir un hábito —no este tipo de hábito [refiriéndose a su vestimenta religiosa]— sino el hábito de no perder la paciencia, el hábito de ser amable, el hábito de ser bondadoso. Y comienza con tu familia”.