Cada 12 de septiembre, celebramos la fiesta del Santísimo Nombre de María. Estos son algunos datos sobre su precioso Nombre que nos pueden ayudar a crecer en nuestro amor y devoción a la Madre del Cielo.

1. Señora o soberana: El significado de María desde los Padres de la Iglesia

Los Padres de la Iglesia nos explican que el nombre de la Virgen proviene del arameo y el hebreo como “Miriam” o “Mariam”: “Señora” o “Soberana”, significado que los egipcios conocían en forma masculina y que incluyeron en papiros.

En los escritos de algunos Padres de la Iglesia se puede ver desde los primeros siglos una especial devoción por el Nombre de María:

San Pedro Crisólogo (siglos III y IV): “el nombre hebreo de María se traduce por Domina’ en latín; el Ángel le da, por tanto, el título de ‘Señora(Sermón sobre la Anunciación de la Bienaventurada Virgen María, 142).

Santo Tomás de Aquino (siglo XII) concuerda con él y asegura que a la Santísima Virgen: “le es muy propio el nombre de María, que en siríaco quiere decir ‘Señora (Sobre el Avemaría, 1.c., p. 183). En la misma obra también dice que “quiere decir iluminada” (p. 182) y que “significa ‘estrella del mar’, como la estrella del mar orienta a puerto a los navegantes, María dirige a los cristianos a la gloria” (p. 185).

San Beda el Venerable (siglos VI y VII) explica la diferencia entre estos dos significados: “la palabra María significa en hebreo estrella del mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz perenne de los siglos” (Catena Aurea, vol. V, p. 36). San Jerónimo concuerda con él y sugiere que “maor” (estrella) con “yam” (mar) forma “estrella del mar”, traducción que acepta San Bernardo.

2. Cómo se dice el nombre de la Virgen en los distintos idiomas

María es el nombre más popular en todo el mundo. Se calcula que hay 61 millones de personas (mujeres y también hombres) que lo llevan. Estas son las traducciones más populares:

  • Español: María
  • Holandés, italiano, rumano, danés: Maria
  • Checo, francés, nórdico: Marie
  • Inglés: Mary
  • Alemán: Marietta
  • Portugués: Míriam
  • Hebreo y arameo: Miriam o Mariam
  • Griego: Mapa
  • Ruso, esloveno: Marija
  • Húngaro: Mária
  • Euskera: Miren
  • Arábe: Maryam
  • Turco: Meryem

3. El poder del nombre de María

En el libro Las glorias de María, San Alfonso María de Ligorio nos habla de las gracias que obtenemos al invocar el Nombre de María:

“Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como lo dio a entender a Santa Brígida hablando con su Madre Santísima, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso. Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides. En suma, llega a decir San Efrén, que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo a quien lo invoca con devoción. Por eso tiene razón san Buenaventura al llamar a María “salvación de todos los que la invocan”, como si fuera lo mismo invocar el nombre de María que obtener la salvación eterna” (San Alfonso María de Ligorio).

También nos recomienda que pronunciemos con frecuencia los Nombres de Jesús y de María, sobre todo en cualquier peligro, en la hora de nuestra muerte, ante la tentación y cuando estemos angustiados:

“(…) Los demonios, afirma Tomás de Kempis, temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara. La misma Virgen reveló a santa Brígida, que no hay pecador tan frío en el divino amor, que invocando su santo nombre con propósito de convertirse, no consiga que el demonio se aleje de él al instante. Y otra vez le declaró que todos los demonios sienten tal respeto y pavor a su nombre que en cuanto lo oyen pronunciar al punto sueltan al alma que tenían aprisionada entre sus garras. Y así como se alejan de los pecadores los ángeles rebeldes al oír invocar el nombre de María, lo mismo –dijo la Señora a santa Brígida– acuden numerosos los ángeles buenos a las almas justas que devotamente la invocan. Atestigua san Germán que como el respirar es señal de vida, así invocar con frecuencia el nombre de María es señal o de que se vive en gracia de Dios o de que pronto se conseguirá; porque este nombre poderoso tiene fuerza para conseguir la vida de la gracia a quien devotamente lo invoca (Las glorias de María, Parte I, Cap. X, 4).

4. Reza la oración dedicada al Nombre de María:

En nuestra oración cotidiana, cuando queramos invocar el Nombre de nuestra Madre, podemos acudir a esta hermosa oración que escribió San Bernardo de Claraval:

“¡Oh excelsa, oh piadosa, oh digna de toda alabanza Santísima Virgen María, tu nombre es tan dulce y amable, que no se puede nombrar sin que el que lo nombra no se inflame de amor a ti y a Dios; y solo con pensar en él, los que te aman se sienten más consolados y más inflamados en ansias de amarte!” (Las glorias de María, Parte I, Cap. X, 3).

Que estos datos sean para nosotros motivo para invocar el Nombre de nuestra Madre María constantemente y así podamos unir nuestro corazón al suyo.

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