Desde el inicio de nuestra vida, Dios nos asigna un ángel custodio, que nos acompañará y guiará en el camino de la fe. El P. John P. Cush nos da 3 formas en que los ángeles de la guarda pueden ser un ejemplo para los sacerdotes.

En un artículo de National Catholic Register, el sacerdote de la Diócesis de Brooklyn (Estados Unidos) señaló que tiene un especial cariño por los ángeles de la guarda, ya que fue ordenado diácono el 2 de octubre de 1997.

El sacerdote indicó que la presencia de los ángeles de la guarda nos recuerda “la presencia de Dios y su amor por nosotros”.

“No se les ve físicamente, pero están presentes, de manera poderosa”, indicó. “De manera especial, nosotros, que estamos llamados a servir a la Iglesia como sacerdotes, deberíamos mirar la presencia y el ejemplo de los ángeles guardianes como un modelo para nuestro propio ministerio”, agregó.

El P. Cush indicó 3 formas en que los ángeles custodios pueden ser un ejemplo para la vida sacerdotal.

1. Trabajar en conjunto para la gloria de Dios

El sacerdote resaltó que los ángeles, en similitud al sacerdocio, “ viven y trabajan en una jerarquía, todos al servicio de Cristo”.

“Así como hay diferentes jerarquías de ángeles (serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y ángeles custodios), todos ellos cooperan entre sí para la gloria de Dios, de la misma manera debería cooperar la jerarquía del clero (obispo, sacerdote, diácono) para la gloria de Dios y para ayudar al Señor Jesús en la edificación de la Iglesia”, agregó.

2. Rezar continuamente la Liturgia de las Horas

“Cada día, nuestros ángeles, en presencia de Cristo en su visión beatífica, viven permanentemente la experiencia de la cual tenemos un anticipo cuando rezamos la Liturgia de las Horas, alabando a Dios eternamente, como nos recuerda el Te Deum”, remarcó.

El P. Cush recordó que todos los sacerdotes, en su ordenación diaconal, prometen rezar la Liturgia de las Horas “en su totalidad todos los días”.

“Reza el Oficio no sólo para la santificación de su propio día, sino también para la santificación de todo el mundo. Al igual que un ángel guardián, actúa como intercesor por su pueblo y, uniendo esta oración con el Santo Sacrificio de la Misa, vela en oración por todo el pueblo de Dios”, indicó.

3. Recordar que toda la labor es para Dios

“Los ángeles custodios saben que su atención pastoral no se trata de ellos. Todo se trata de Dios. No se trata de su rostro; todo se trata de señalar al Padre. Y esto podría ser una lección valiosa para todos nosotros cada día en nuestra vida sacerdotal”, señaló. “Con todo su poder, todo lo que saben, con todo lo que han visto, los ángeles permanecen humildes”, agregó.

El P. Cush remarcó que los tres elementos esenciales para cada sacerdote es permanecer “amables, presentes y orantes”.

Oremos siempre por la labor de los sacerdotes

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