El año 2022 comenzó con la invasión de Rusia a Ucrania y la consecuente guerra que ya ha cumplido dos años, con todo lo que ello conlleva: muerte y destrucción. Los católicos tenemos el mandato de rezar por la paz y para ello tenemos un arma espiritual “infalible” que nos legó la Virgen de Fátima.

Durante las apariciones ocurridas en el año 1917, mientras de desarrollaba la Primera Guerra Mundial, la Nuestra Señora de Fátima le indicó a la hermana Lucía que había algo especial que debía hacer para detener la guerra. Al mismo tiempo le dijo que, si no hacían lo que ella aconsejaba, vendría otra guerra peor.

Si bien estas advertencias tenían un contexto histórico claro, los consejos son imprescindibles en todas las épocas en que el mundo es testigo de una guerra inminente. Esto es lo que reveló la Virgen María.

El consejo de la Virgen de Fátima para detener las guerras

Recen el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”  (Primera Aparición de la Virgen: Domingo 13 de mayo, de 1917.)

Continúen rezando el rosario todos los días en honra a Nuestra Señora del Rosario con el fin de obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque solo Ella puede conseguirlo (Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de julio de 1917)

“Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo les digo se salvarán muchas almas y tendrán paz”. (Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de julio de 1917)

“La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios (…) comenzara otra peor” (Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de julio de 1917)

“Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el rosario todos los días. La guerra esta acabándose y los soldados pronto volverán a sus casas” (Sexta Aparición: Sábado 13 de octubre de 1917 -Milagro del Sol”).

En estos mensajes de la Virgen de Fátima se encuentran algunas claves para poner fin a una guerra con “armas espirituales”: Dejar de ofender a Dios (es un llamado a la arrepentimiento, la conversión y la reparación), rezar el rosario incansablemente y encomendarnos al Inmaculado Corazón de María.

¡Oremos por la paz!

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