El 17 de diciembre ingresamos al segundo día de la Novena de Navidad, también conocida como Novena de Aguinaldos. Durante los próximos ocho días, a través de la oración nos preparamos para recibir el nacimiento del Niño Jesús.

Puedes rezar esta novena solo, en familia o con amigos, concentrándote primero en la meditación especial del día y luego rezando una oración que te acercará más a este misterio de amor.

Aquí tienes el segundo día de la Novena de Navidad.

Segundo día de la Novena de Navidad

Día dos: El amor de Dios se revela en su nacimiento como bebé

Meditación

Cuando el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros, pudo haber venido a la tierra como un hombre adulto desde el primer momento de Su existencia humana, como lo hizo Adán cuando fue creado. Pero dado que la vista de los niños pequeños nos atrae con una atracción especial a amarlos, Jesús eligió hacer Su primera aparición en la tierra como un niño pequeño y, de hecho, como el niño más pobre y lamentable que jamás haya nacido.

“Dios quiso nacer como un bebé”, escribió San Pedro Crisólogo, “para enseñarnos a amar y no a temerle“. El profeta Isaías había predicho mucho antes que el Hijo de Dios nacería como un niño y así se entregaría a nosotros por el amor que nos dio: ‘Un niño nos nace, un hijo nos es dado’.

¡Jesús mío, Dios supremo y verdadero! ¿Qué te ha atraído del cielo para nacer en un establo frío, sino el amor que nos brindas a los hombres? ¿Qué te ha atraído del seno de tu Padre para ponerte en un duro pesebre? ¿Qué te ha sacado de tu trono sobre las estrellas, para echarte sobre una pajilla? ¿Qué te ha llevado de en medio de los nueve coros de ángeles, para ponerte entre dos animales?

¡Tú, que inflamas a los serafines con fuego sagrado, ahora tiemblas de frío en este establo! ¡Tú, que pones en movimiento las estrellas del cielo, no puedes moverte ahora a menos que otros Te lleven en sus brazos! ¡Tú, que das su alimento a hombres y animales, necesitas ahora un poco de leche para sustentar tu vida! ¡Tú, que eres el gozo del cielo, ahora gimes y lloras de sufrimiento! Dime, ¿quién te ha reducido a tal miseria? ‘El amor lo ha hecho‘ dice San Bernardo. El amor que Tú nos brindas a los hombres ha traído todo esto sobre Ti.

Oración segundo día de la novena de Navidad

¡Oh querido infante! Dime, ¿qué has venido a hacer a la tierra? Dime, ¿a quién buscas? Sí, ya lo sé. Has venido a morir por mí, para salvarme del infierno. Has venido a buscarme, la oveja descarriada, para que, en lugar de huir más de Ti, descanse en Tus brazos amorosos.

¡Ah mi Jesús, mi tesoro, mi vida, mi amor y mi todo! ¿A quién amaré si no a ti? ¿Dónde puedo encontrar un padre, un amigo, un cónyuge más cariñoso y adorable que Tú?

Te amo, mi querido Dios; Te amo, mi único bien. Lamento los muchos años en los que no te he amado, sino que te he despreciado y ofendido. Perdóname, oh mi amado Redentor; porque lamento haberte tratado así, y lo lamento con todo mi corazón.

Perdóname y dame la gracia de nunca más apartarme de Ti, sino de amarte constantemente en todos los años que aún me esperan en esta vida. Amor mío, me entrego enteramente a Ti; acéptame y no me rechaces como merezco.

Oh María, tú eres mi abogada. Por tus oraciones obtienes todo lo que quieras de tu Hijo. Ruégale entonces que me perdone y me conceda santa perseverancia hasta la muerte. Amén.

¡Ya puedes rezar el segundo día de la Novena de Navidad!

Esta novena fue traducida de EWTN.

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