Las medallas, junto con el crucifijo y el rosario, son de los objetos devocionales más elegidos por los católicos para expresar su fe. Sin embargo, muchas veces se corre el peligro de caer en supersticiones o contaminar el buen uso de estos sacramentales.

El padre Fortea explica cuál es el verdadero sentido de las medallas, cuál es su uso correcto y advierte de los peligros de un mal empleo.

¿Las medallas protegen contra el mal y los demonios? Padre Fortea explica su correcto uso

“Hay gente que viene cargada de medallas, racimos de medallas. Algunos, no digo todos, piensan: ‘Si una medalla me protege, dos medallas me protegen el doble, y si llevo cuatro estoy cuatro veces más protegido. Y si llevo 20, pues 20 veces más protegido’”, dice el sacerdote.

Sin embargo, cree que este no es el verdadero sentido de su uso. “Lleva la medalla o medallas que te den devoción. Y bésala, mírala, tenle devoción, es un recuerdo”, explica.

“Es verdad que también lo ven los malos espíritus y les desagrada, pero no es el número”, precisa y agrega, “con los sacramentales no es ni la cantidad ni el número, sino la devoción con que usamos ese objeto bendecido”.

“En sí mismo el objeto bendecido los demonios lo ven y les desagrada e incluso les puede alejar. Algunos pueden resistir y acercarse a pesar de todo. No es infalible. ‘Llevo esta medalla y ya no se me acerca ningún demonio’, no”, especifica.

“Llevo esta medalla y bastará para que algunos demonios se alejen, porque es un objeto en el que el sacerdote y tú misma has orado para pedir que aleje Dios los demonios y la acción de Dios dirá fuera. Pero a veces no, a veces pueden resistir esa medalla”.

Lo importante “es que la que tengas, te dé devoción”.

Así que ya lo sabes, no es la cantidad de medallas sino la fe y la devoción con que este sacramental te acerca a Dios.

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