La respuesta es sí, y el nombre que se le da a esta modalidad es “matrimonios mixtos”. Esto sucede cuando dos cristianos se casan, uno de los cuales ha sido bautizado en la Iglesia Católica y el otro está ligado a una iglesia que no está en plena comunión con la Católica.

La Iglesia regula la preparación, celebración y posterior acompañamiento de estos matrimonios, según establece el Código de Derecho Canónico (cánones 1124-1128), y también ofrece pautas en el actual Directorio para el Ecumenismo (Núm.143-160) para velar por el la dignidad del matrimonio y la estabilidad de una familia cristiana.

También pueden existir matrimonios mixtos entre católicos y personas que profesan una religión distinta a la católica. 

Para celebrar un matrimonio mixto se necesita el permiso expresado por las autoridades competentes, es decir, el obispo.

Para que un matrimonio mixto tenga validez efectiva, debe haber tres condiciones establecidas por el Código de Derecho Canónico que se enumeran en el número 1125.

1. que la parte católica declare que está dispuesta a evitar cualquier peligro de apartarse de la fe, y prometa sinceramente que hará cuanto le sea posible para que toda la prole se bautice y se eduque en la Iglesia católica;

2. que se informe en su momento al otro contrayente sobre las promesas que debe hacer la parte católica, de modo que conste que es verdaderamente consciente de la promesa y de la obligación de la parte católica;

3. que ambas partes sean instruidas sobre los fines y propiedades esenciales del matrimonio, que no pueden ser excluidos por ninguno de los dos.

Ya en relación al aspecto pastoral, el Directorio para el Ecumenismo señala respecto a los matrimonios mixtos en el art. 146 que “estos matrimonios, aunque tienen sus dificultades propias, ‘presentan numerosos elementos que conviene valorar y desarrollar, ya por su valor intrínseco, o bien por la contribución que pueden prestar al movimiento ecuménico. Esto sucede en particular cuando ambos esposos son fieles a su compromiso religioso. El bautismo común y el dinamismo de la gracia proporcionan a los esposos en estos matrimonios el fundamento y la motivación que les llevan a expresar su unidad en la esfera de los valores morales y espirituales'”.

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