La Virgen de Laus es la aparición mariana reconocida más larga de la historia de la Iglesia. Durante 54 años, de 1664 a 1718, Nuestra Señora se le apareció a la venerable Benoite Rencurel y le dejó un importante mensaje para nuestra conversión.

Benoite nació en una familia muy pobre y devota de Francia. Cuando tenía solo 7 años, su padre falleció, por lo que tuvo que salir a trabajar como pastora desde pequeña. Aunque no pudo asistir a la escuela, su madre se encargó de formarla en la fe y no dejaban pasar ocasión de asistir a la Santa Misa.

La Virgen de Laus: la devoción mariana que “ni el hombre ni el demonio pueden destruir”

Fue en una ocasión en que se encontraba paseando a las ovejas, cuando tenía 17 años, que se le apareció un anciano vestido con los ornamentos de un Obispo de la Iglesia primitiva.

“Yo soy Maurice, a quien la capilla cercana es dedicada… Mi hija, no vuelva a este lugar. Es parte de un territorio distinto y los guardias tomarían su rebaño si lo encontraran aquí. Ve al valle encima de Saint-Étienne. Es donde verá a la Madre de Dios”.

Al escuchar esto, Benoite le preguntó, “pero Señor, ella está en el cielo. ¿Cómo puedo verla allí?”. “Si Ella está en el Cielo, y en la tierra cuando Ella quiere”, contestó el señor y desapareció.

La mañana siguiente, la joven se dirigió al lugar con el rebaño. Se encontraba rezando el rosario cuando, vio a una dama resplandeciente, sosteniendo la mano de un niño hermoso que estaba de pie sobre una roca. Desde ese día, Nuestra Señora continuó manifestándose a Benoite.

Un día le dijo que en adelante dejaría de aparecerse en aquel lugar y se aparecería en una pequeña capilla en Laus, un pueblo a unos 5 km. Y así fue, la Virgen se apareció nuevamente a la joven en la capilla y le pidió que se construyera una Iglesia en su honor, y prometió que muchos pecadores serían convertidos allí.

La Virgen de Laus, como comenzó a denominarse, le pidió a Benoite que “rezara continuamente por los pecadores“. Nuestra Señora le solicitó especialmente que fomentara la conversión de las mujeres que llevaran vidas impuras, licenciosas, y por aquellas que hubieran abortado. Así se hizo conocida como refugio de los pecadores y lugar de reconciliación.

Para profundizar esta gracia que la Virgen confería a través de su presencia maternal en el santuario, le concedió a Benoite el don de conocer y leer las almas, el cual la Santísima Virgen le animó a utilizar a fin de que la gente realmente reconociera sus pecados.

El período de tribulación

Sin embargo, a partir de 1672, comenzó un período de 20 años en que la devoción por la Virgen de Laus fue prohibida y desacreditada por muchos sacerdotes. Al mismo tiempo, Benoite fue puesta bajo arresto domiciliario durante 15 años, permitiéndole sólo asistir a Misa el domingo.

Entonces Nuestra Señora le dijo: “¡Ánimo, hija mía! Ten paciencia… Cumple con tu deber alegremente… No guarde ningún odio hacia los enemigos de Laus… No te aflijas ni te enfermes si las personas no aprovechan tu consejo… No te perturbes por tentaciones, espíritus visibles o invisibles, o por asuntos temporales… Esfuérzate por nunca perder la presencia de Dios, porque quien tiene algo de fe no se atreverá a ofenderle“.

Durante el resto de su vida Benoite sufrió por hacer la voluntad de la Virgen. Incluso Jesús se le apareció en este tiempo con su cuerpo tal como había sufrido la crucifixión y le dijo: “Hija Mía, Me estoy mostrando en esta condición de manera que puedas participar de los dolores de Mi Pasión“.

Para consolarla su ángel de la guarda le animó: “La devoción de Laus es obra de Dios, la cual ni el hombre ni el demonio pueden destruir. Continuará hasta el fin del mundo, cada vez más floreciente y con mas frutos en todo el mundo”.

Reconocimiento de la Iglesia

En 2008, el Obispo Jean-Michel de Falco Léandri, obispo de la diócesis de Gap y de Embrun, reconoció oficialmente las apariciones en una Misa con cardenales y representantes del Vaticano.

Estas fueron las palabras de su homilía:

“Benoite, una joven del campo, sin cultura, recibió su misión por parte de la Santísima Virgen: durante 54 años, guió a los peregrinos, y llamó a la conversión y a la misericordia. Dios se revela a los pobres y pequeños. Y Benoite, una laica, fue la mensajera de Dios”.

 El mensaje actual de Benoite, concluye el Obispo di Falco es “vivir de corazón a corazón con Dios en la oración, entrar en profundad en nuestra conversión, donde somos reconciliados con nosotros mismos, con los demás y con Dios, y vivan su misión en su vida cotidiana, en su comunidad y con alegría”.

¡Virgen de Laus, refugio de los pecadores, ruega por nosotros!

Este artículo fue publicado originalmente en Corazones.org.

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