Muchos se preguntan si estaba la Virgen María en Pentecostés junto a los apóstoles. Otros afirman que no es cierto y que los católicos solemos ver a la Virgen María en todos lados. Estos mismos señalan que es mentira que la Virgen María se encontraba junto a los Apóstoles en el momento de Pentecostés, y mucho menos que recibió también el Espíritu Santo ¿Es realmente así?

¿Estaban todos reunidos con la Virgen María en Pentecostés? 

La respuesta es más sencilla de encontrar de lo que se cree. Si uno toma su Biblia y lee el libro Hechos de los Apóstoles, podrá encontrar el siguiente versículo:

Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hechos 1, 12-14)

Y también:

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hechos 2, 1-4).

Por solo estos pasajes bíblicos  uno podría concluir que la Virgen María en Pentecostés estaba con los Apóstoles.

Maestra de oración y Madre de la Iglesia

A partir de este hecho, se sabe entonces que los más cercanos a Cristo, a pesar de la persecución judía, se juntaron con los Apóstoles para permanecer juntos en oración y esperar al Espíritu Santo; y la Virgen María estaba con ellos.

Para la Iglesia, si bien la Virgen no es el centro su prédica -todos sabemos que es Cristo-, es su Santa Madre y por ello tiene su lugar en la cooperación de nuestra salvación. ¿Quién, si no ella, conoce la vida de Cristo desde la Encarnación? ¿Acaso los cristianos no querían aprender de Ella viendo toda su vida? ¿Escuchar a aquella a quien el Arcángel Gabriel le dijo “llena de Gracia” para aprender de su cercanía a Dios?

El Magisterio enseña que los primeros cristianos oraban en torno a la Virgen María en Pentecostés, esperando juntos al Espíritu Santo. Siendo ella la que les enseñaba a orar, a tener esperanza. Además, siendo Cristo nuestro hermano mayor, ella su madre en la fe.    

¡Santa María, ruega por nosotros!

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