La semana pasada se aprobó una ley en el estado de Washington, Estados Unidos, donde se les da a los ciudadanos tres opciones con respecto a sus muertos: enterrarlos, cremarlos o convertirlos en composta, es decir, abono humano.

La idea fue promovida por un movimiento que se hacen llamar de “la muerte positiva”. Intentan tener un uso más útil con le cuerpo de la persona poniéndolo en un envase con nutrientes para usarlo como abono para las plantas. Teniendo así una “Muerte Ecológica”.

Opinión del Vaticano:

En el 2016, el Vaticano emitió la instrucción “Ad resurgendum cum Christo” donde indica que el entierro de los fallecidos y la conservación de las cenizas en el caso de la cremación es el proceso debido por un trato respetuoso a las personas, inclusive después de muertos.

Es así como la Iglesia confirma su fe en la resurrección del cuerpo e intenta enseñar la gran dignidad del cuerpo humano como parte integral de la persona y su identidad.

Diácono Rafael Ísmodes da su punto de vista:

Por su parte, este futuro sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación, Lima, Perú, en una entrevista exclusiva a ChurchPop indicó:

“Por el sacramento del bautismo el cristiano se convierte en una nueva criatura, es reengendrado a una nueva vida, la de hijo de Dios. Como dice san Pablo, todo nuestro ser ‘espíritu, alma y cuerpo’ (1 Tes 5,23) debe ser conservado ‘sin mancha’ hasta la segunda venida del Señor”.

Asimismo, “el cristiano que muere es sepultado, a ejemplo de Cristo, esperando la resurrección. Tal es el valor y dignidad de ser hijo de Dios, que la Iglesia siempre ha procurado conservar el cuerpo de la persona que ha fallecido, pues es un cuerpo que ha recibido el agua santa, el agua bautismal, el agua santificante. Cada bautizado tiene ese gran don: ha sido santificado por el Bautismo”.

“En la vida no sólo intervienen criterios funcionales, sino también simbólicos y sagrados. Todos deben tener cabida en la vida de la persona, cada uno en su lugar”, opinó también el diácono.

Concluyó indicando que “al hablar de un ‘aprovechar’ a una persona muerta para que sea abono y ayude a dar vida a nuevas plantas se podría confundir lo funcional con lo sagrado. El cuerpo es sagrado y le corresponde recibir el trato de quien ha recibido en sí la vida divina”.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Estas de acuerdo con que el cuerpo de una persona sea usado como abono?  

 

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