La presencia de los ángeles en la vida cristiana es innegable y muy necesaria. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), ellos son criaturas personales puramente espirituales con inteligencia y voluntad (CIC 330) que brinda su ayuda misteriosa y poderosa para la Iglesia (CIC 334).

Dentro de la Misa, la Iglesia se une con los ángeles para adorar a Dios (CIC 335). Es por esto que ellos se encuentran con nosotros para cuidarnos y enseñarnos la fe que Cristo nos dio (CIC 336).

Una pequeña y tierna historia, que se estuvo narrando por la internet, puede ilustrar cómo estos poderosos compañeros nuestros nos ayudan a entender el valor de la Misa en nuestra vida cristiana.

Esta dice lo siguiente:

“Un granjero pobre solía asistir a Misa diaria durante muchos años de su vida.

Estaba cruzando los campos cubiertos de nieve una mañana fría en su camino a la iglesia, cuando le pareció oír pasos detrás de él, y volviéndose, vio a su ángel de la guarda que lleva una cesta llena de hermosas rosas que exhalaban un perfume delicioso.

‘Mira’ dijo el ángel, ‘estas rosas representan cada paso que has tomado en el camino a la Misa y cada rosa representa también una recompensa gloriosa que te espera en el cielo.

Pero mucho, mucho mayor son los méritos que habrás adquirido en la Misa en sí’”.

Pidamos a Dios que nos permita recordar siempre lo importante de la Misa en nuestra vida cristiana, y estemos agradecidos a Él por darnos la ayuda de sus ángeles.

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