Hay una figura bastante desconocida en la Iglesia que juega un papel estratégico y fundamental dentro de la jerarquía eclesiástica: el camarlengo. Tradicionalmente, este puesto es concedido a un cardenal elegido directamente por el Papa.

¿Qué es exactamente lo que hace?

El camarlengo de la Santa Iglesia Romana debe declara oficialmente la muerte del Pontífice y anunciarla al Maestro de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias del Sumo Pontífice, a los Prelados Clérigos, y al Secretario y Canciller de la misma Cámara Apostólica.

También es el encargado de cerrar y desalojar el dormitorio del Papa en dicho momento, así como su apartamento en general cuando el Sumo Pontífice ha sido enterrado.

Asimismo, comunica el deceso al Cardenal Vicario, representante del Papa, quien lo informará al pueblo romano con una notificación especial; e igualmente al cardenal arzobispo de la Basílica Vaticana.

Después, él toma la posesión del Palacio Apostólico Vaticano y así también, personalmente o a través de uno de sus delegados, de los Palacios de Letrán y Castelgandolfo, para ejercer su custodia y gobierno.

Cuida, en el nombre y con el consentimiento del Colegio de Cardenales, de todo lo que las circunstancias recomienden para la defensa de los derechos de la Sede Apostólica y para una correcta administración del mismo.

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