Santa María con el fin de la salvación de sus hijos, intercede ante su Hijo para que no nos llegue la muerte sin estar en gracia de Dios. Hay que recordar que las diferentes promesas o medios que ella otorga para esto se logran gracias al poder de Cristo, no por ella.

Otra cosa por recordar, es que ninguno de estos medios funcionan si la persona no tiene una intención verdadera de vivir la fe. Uno debe buscar la gracia de Dios e intentar vivir según sus mandamientos.

María solo genera ciertas ayudas concretas para que sea más sencillo para nosotros llegar a Cristo tanto en vida como en muerte. 

La Virgen del Carmen, en este sentido, prometió esto a los que viven o mueren llevando puesto el Santo Escapulario.

Sus promesas se cumplen gracias a la omnipotencia de su Hijo para que todos sus hijos podamos de corazón atesorar todas sus gracias.

Aquí te compartimos sus promesas:

Perseverancia final:

La Virgen se le presentó a Simón Stock, General de la Orden Carmelita, y le dijo: “El que muere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno”.

Privilegio Sabatino:

En otra ocasión la Virgen se presentó al Papa Juan XXIII y le dijo: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.

Para merecer la primera promesa:

  1. Haber recibido el Escapulario de manos de sacerdotes.
  2. Llevarlo siempre puesto, especialmente a la hora de la muerte.
  3. Inscribir el nombre en el libro de la cofradía (Hermandad Carmelitana).

Para merecer la segunda promesa:

  1. Los puntos de la primera promesa.
  2. Guardar castidad, según si la persona está casada o consagrada.
  3. Rezar 7 padrenuestros, 7 avemarías y 7 glorias.
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