Les cuento una anécdota que puede ser útil para todos. Hace unos días me contacto un señor por teléfono, diciéndo que había obtenido mi número por medio de una mujer de la cual yo soy el director espiritual. Este hombre quería hablar conmigo (supuestamente por dirección espiritual). Entonces le dije un día y una hora. Cuando hablamos, me empezó a narrar pestes de la mujer que era dirigida mía, diciéndo que ellos habían sido “novios virtuales” y que él conocía bien a esa mujer. Según este sujeto, esa muchacha mostraba un rostro “supuestamente católico”, pero en realidad no lo era. Yo le contesté que no podía tomar su palabra como verdadera, ya que no lo conocía. Entonces prometió mandarme pruebas de lo que decía. Pocos días después lo hizo, me mandó fotos que esta mujer la había mandado, y audios en los cuales ambos dos habían participado. Yo no miré las fotos ni escuché los audios ya que sabía perfectamente lo que contenían. No me hacía falta ver y escuchar para saber de que se trataba. Simplemente me limité a borrar todo cuanto antes.

¿Qué decir de todo esto? De entrada, me olió a azufre el hecho de que me hablase mal de una persona, ya que por más que fuese verdad lo que me estaba diciéndo, me estaba contando pecados que podría cometer cualquier ser humano, pues todos somos débiles. Por otra parte, eran pecados de los cuales ÉL TAMBIÉN HABÍA SIDO PARTICIPE, Y ERA TAN CULPABLE COMO LA PERSONA QUE ACUSABA. Es más, era más culpable todavía, porque al señalar con el dedo a una cristiana por una falta que él mismo cometía, caía en la HIPOCRECÍA FARISAICA. Por lo tanto, saqué la conclusión que, si bien no estaba calumniando a esta mujer porque lo que contaba era cierto, SI LA ESTABA DIFAMANDO (es decir, estaba revelando pecados que no debía revelar. La difamación es pecado grave en muchos casos).

Lo que hice luego fue hablar con mi dirigida espiritual y, sin referirle nada de lo que este hombre me dijo, preguntarle si fue ella quien le pasó mi contacto. La muchacha me contestó hablandome muy bien de este hombre, y diciéndome que se alejó de él porque ella no quería ser la causa por la cual este hombre llegase a ofender a Dios, que se había ido a confesar por sus pecados y le había recomendado hacer lo mismo, que si pecaban significaba que su relación no venía de Dios, etc, etc. Pero lo que me dejó más impactado era que por un lado, mientras el hombre me contactó para hablarme mal de esta chica, la muchacha no solo que NO LO ACUSÓ SINO QUE INCLUSIVE ME HABLÓ BIEN DE ÉL Y SE ACUSÓ A SÍ MISMA.

Ahí me cerró todo. Por un lado, me estaba contactándo un hombre QUE TAMBIÉN ERA UN PECADOR, pero COMO NO QUERÍA DEJAR EL PECADO COMO SÍ LO HABÍA DEJADO ESTA MUJER, entonces lo que buscaba era manchar el nombre de esta chica, hablando de sus pecados y de su “supuesta hipocrecía”. Tomé una decisión muy simple: decidí bloquear a este sujeto cuya lengua era serpentina y buscaba solo hacer daño, y advertí a mi hija espiritual del hecho aconsejándola de confiar siempre en la misericordia de Dios, pero sacar experiencia de lo sucedido.

El mismo consejo que le dí a esta muchacha, me parece que puede ser útil para todos, y se resume en dos puntos principales.

En primer lugar: atención con juzgar a las personas, pero también atención cuando alguien viene Y LES HABLA MAL DE UN CRISTIANO. Aún cuando lo que esta persona cuente sea verdad, si se trata de pecados como aquellos que podemos tener todos, nosotros no somos jueces de nadie. El único que juzga es Dios, no nosotros (nosotros SOLO podemos juzgar los hechos, pero no las conciencias de los demás). Es distinto si alguien nos dice que un vecino de nuestro barrio es ladrón, o asesino, o violador. En ese caso, no es que tengamos que creer a ciegas lo que nos dicen (hay que averiguar si es verdad o no), pero hay que abrir los ojos y estar atentos, ya que de ser verdad, esa persona es un peligro para lo sociedad. Pero si el chisme es simplemente un pecado o defecto de una persona que CUALQUIERA PUEDE COMETER O QUE PERTENECE AL FUERO INTERNO, ATENCIÓN. Esa persona que divulga el chisme es, o un calumniador (si el chisme es mentira) o un DIFAMADOR (si el chisme es verdad). La calumnia y la difamación pueden ser pecados graves que claman al cielo. Recordemos lo que le sucedió a un sacerdote en Francia, cuando hablándole a una mujer que había cometido adulterio y estaba arrepentida y llorando por su pecado, aún así le decía: “eres una prostituta, no te mereces la absolución” y la humillaba con todo tipo de insultos y vituperios. La cruz que estaba al lado del confesionario comenzó a hablarle al sacerdote duramente diciéndo: “¿Acaso tú derramaste la sangre por esa mujer? ¿No ves que llora arrepentida de sus pecados? Si tú no le das las absolución, yo lo haré”.

No nos olvidemos que en el momento que el difamador està usando su lengua serpentina para difamar, si nosotros lo escuchamos podemos cometer una gran injusticia, ya que quizás la persona difamada pudo haberse confesado de esos pecados. ¿Qué sabemos nosotros si la persona en cuestión no se arrepintió ni pidió perdón? El chisme y la difamación destruye la caridad entre los cristianos. Don Bosco decía que los chismosos son como la gangrena. Así como hay que cortar el miembro tomado por la gangrena, al chismoso y difamador hay que apartarlo de nuestras vistas, ya que puede contagiarnos con su enfermedad espiritual. En todo caso podemos rezar por él y pedir por su conversión, pero no debemos dar lugar al chisme.

En segundo lugar (y esto va sobre todo para las mujeres, también para los hombres), HAY QUE TENER MUCHO CUIDADO CON LOS NOVIAZGOS VIRTUALES. Por internet es muy común engañar, ya que la persona que está del otro lado DIFÍCILMENTE PUEDA SABER SI LO QUE SE LE DICE ES VERDAD O MENTIRA. Hay gente que se presenta como católica para atraer a una mujer, pero en realidad lo que MENOS ES ESA PERSONA ES SER CATÓLICA. Tengo experiencia larga de mentiras y engaños por internet, y mujeres que terminaron con sus vidas destruídas gracias a un hombre que SE PRESENTABA COMO CATÓLICO DEVOTO PERO ERA UN DELINCUENTE O UNA MALA PERSONA (también hay casos de hombres que terminaron destruídos por la misma razón).

Por eso, muchísimo cuidado con los noviazgos virtuales, ya que si bien alguna que otra vez tienen éxito, por lo general suelen ser un gran fraude.

NO ENVÍEN NUNCA SUS DATOS PERSONALES, NI FOTOS, NI AUDIOS A UNA PERSONA QUE NO HAYAN VISTO PERSONALMENTE, A MENOS QUE TENGAN CERTEZA METAFÍSICA DE QUE ES UNA PERSONA CONFIABLE. Y aquellos que tienen la tentación de caer en el algún pecado mandándo fotos o audios, o videos, tengan presente que TODO LO QUE UNO MANDA POR INTERNET, PERMANECE PARA SIEMPRE POR MÁS QUE UNO LO BORRE (en algún sitio permanece), y pueden ser perjudicados gravemente, si no es el momento, quizás con el tiempo. El pecado no lo tenemos que cometer sobre todo porque POR ESE PECADO MURIÓ CRISTO Y ES UNA GRAVE OFENSA A DIOS. Es en la cara del Creador que pecamos en primer lugar. Sin embargo, además tenemos que saber que haciendo lo que estamos haciendo, PONEMOS EN RIESGO NUESTRAS PERSONAS Y NUESTRA MISMA FAMA (si yo mando una foto, un audio o un video a una persona, quedo en el poder de ese sujeto, pues no sabemos como va a usar ese material inicuo la persona que lo recibe).

Perdón por haberme extendido demasiado, pero me parecía importante comunicarles este mensaje.

Dios los bendiga y la Virgen los proteja siempre. Están todos en mis oraciones.

Padre Tomás

Publicado originalmente por el padre Tomas Agustin Beroch

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