El Papa Francisco envió un mensaje a los jóvenes por la Jornada Mundial de las Misiones de este año para que testimonien el amor de Dios “hasta los confines de la tierra”, comprometiendo sus propias vidas y aferrándose a la vocación que Dios los ha llamado.

“Los confines de la tierra, queridos jóvenes, son para vosotros hoy muy relativos y siempre fácilmente ‘navegables’. El mundo digital, las redes sociales que nos invaden y traspasan, difuminan fronteras, borran límites y distancias, reducen las diferencias. Parece todo al alcance de la mano, todo tan cercano e inmediato”.

“Sin embargo -precisa el Santo Padre en su mensaje-, sin el don comprometido de nuestras vidas, podremos tener miles de contactos, pero no estaremos nunca inmersos en una verdadera comunión de vida”.

“La misión hasta los confines de la tierra exige el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto en esta tierra. Me atrevería a decir que, para un joven que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda y la adhesión a la propia vocación”, asegura Francisco.

En medio de los ambientes humanos, culturales y religiosos que están apartados del Evangelio, el Papa sostiene que existe la “periferia más desolada de la humanidad” que consiste en “la indiferencia hacia la fe o incluso el odio contra la plenitud divina de la vida”.

“Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor”, lamentó.

Ante esta situación, el Papa Francisco recuerda que muchos jóvenes “encuentran en el voluntariado misionero una forma para servir a los ‘más pequeños’, promoviendo la dignidad humana y testimoniando la alegría de amar y de ser cristianos”.

“Estas formas loables de servicio misionero temporal son un comienzo fecundo y, en el discernimiento vocacional, pueden ayudarlos a decidir el don total de ustedes mismos como misioneros”, asevera Francisco.

Citando la exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Pontífice resaltó que cada hombre y mujer es en sí mismo “una misión”, y es por esa razón “por la que se encuentra viviendo en la tierra”.

“Queridos jóvenes, no tengáis miedo de Cristo y de su Iglesia. En ellos se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. Os lo digo por experiencia: gracias a la fe he encontrado el fundamento de mis anhelos y la fuerza para realizarlos”, dijo el Papa.

Finalmente, ante las situaciones que provocan tristeza y sufrimiento, el Papa prometió a los jóvenes que “quien está con Jesús, el mal es un estímulo para amar cada vez más”, porque “con la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos, como anuncio del Evangelio para la vida del mundo”.

“El próximo octubre misionero, en el que se desarrollará el Sínodo que está dedicado a ustedes, será una nueva oportunidad para hacernos discípulos misioneros, cada vez más apasionados por Jesús y su misión, hasta los confines de la tierra”, finalizó el Pontífice en su mensaje.

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