Ludovic Duée estaba en la cúspide de su carrera profesional, pero un llamado de Dios lo llevó a dejar el voleibol y entrar a la vida monástica en una abadía francesa.

El capitán del equipo Saint-Nazaire Volleyball Atlantique, que recientemente triunfó en la liga nacional de francia "Marmara SpikeLigue", señaló a los medios locales que se retira del deporte para empezar un nuevo camino en la Abadía de Santa María de Lagrasse.

Duée ingresará a la abadía este año y vivirá como parte de la congregación de los canónigos regulares de Lagrasse, que cuenta con 39 religiosos, 23 de ellos sacerdotes.

Según indica CNA, la Abadía se encuentra en el sur de Francia, a unos 400 kilómetros de París, y tiene sus orígenes en el siglo VII. El monasterio es conocido por celebrar Misa Tridentina en latín y combina su riqueza litúrgica con un profundo compromiso con la comunidad local.

Los canónigos contribuyen a programas de ayuda social, participan en deportes y brindan apoyo espiritual y material a los migrantes en el centro de asilo del pueblo.

“Nuestra Abadía sigue la Regla de San Agustín. La vida comunitaria es el corazón de nuestra vocación; se expresa en la oración litúrgica diaria (según la forma extraordinaria del rito romano) y se abre al apostolado”, indica la abadía en su página web.

Un llamado de Dios a la vocación religiosa

"El objetivo es convertirme en sacerdote. Respondo a lo que considero un llamado interno", indicó Duée al medio local RMC.

El joven de 32 años indicó que esta decisión no es apresurada, sino que es parte de una reflexión de varios años.

“Desde mi nacimiento he sido cercano a la fe, he tenido esa gracia, crecí en una familia católica. Y desde hace varios años he estado buscando cómo entregar plenamente mi vida al Señor”, agregó.

Esta respuesta llegó durante la pandemia de COVID-19, cuando conoció a los canónigos, que respondieron sus preguntas y cambiaron su perspectiva de Dios.

“Llegué a cambiar mi perspectiva en cuanto a mi fe, es decir, de un Padre amenazante que estaba ahí para dar golpes, pasé a un Dios amoroso. Descubrí que Dios me amaba y solo esperaba una cosa, que yo también lo amara. Esa fue la base de este proceso”, indicó a Ouest France.

Sin embargo, Duée resaltó que no dejó nunca su fe de lado a lo largo de su carrera deportiva.

“Mi profesión es parte de mi vida y he incluido mi fe en ella. Esto incluye momentos en los que rezo en casa, momentos libres en los que puedo ir a Misa”, resaltó a RMC.

“Amo mi profesión, mi pasión. Pero cuando se trata de sacerdocio, es una vocación”, agregó.

Su respuesta al llamado de Dios llevará al joven deportista a un tiempo de postulantado, donde vivirá con los canónigos y aprenderá su forma de vida.

“Voy a postular a su vida religiosa y viviré un tiempo con ellos, como ellos, durante varios meses, para ver si puedo adaptarme”, explicó. “Espero eventualmente convertirme en hermano de la comunidad”.

Oremos para que más jóvenes respondan al llamado a la vida religiosa.

Comparte