Según un estudio publicado por la revista Jama Network, las mujeres católicas que asisten regularmente a Misa son menos propensas a cometer suicidio en comparación con las no religiosas o incluso protestantes.

Las mujeres que asisten a los servicios religiosos, de cualquier clase, al menos una vez a la semana, tienen cinco veces menos probabilidades de cometer suicidio que las mujeres que no lo hacen.

Por otro lado, las mujeres que asisten regularmente a cultos protestantes son siete veces más propensas a cometer suicidio que las mujeres que asisten regularmente a una Misa católica.

De hecho, de las casi 7 mil mujeres católicas participantes de este estudio, que asistieron a Misa, no se registró ninguna suicida.

La Iglesia Católica siempre ha enseñado que el suicidio es un pecado grave. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), numeral 2282, enseña: “La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral”.

Sin embargo, también reconoce que puede haber factores atenuantes respecto a la culpabilidad de la persona: “Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida” (CIC 2282).

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