¿Por qué hoy alguien quiere ser sacerdote? La conmovedora homilía en la ordenación de nuevos párrocos
¡Dios nos envía nuevos párrocos! La pandemia de Covid-19 afectó profundamente al mundo, pero quizás afectó aún más a la Iglesia. Decenas de sacerdotes perdieron la vida, entregados a la ayuda de los más necesitados, acompañando a los enfermos o rezando por todos nosotros.
En un contexto en el que ya escaseaban las vocaciones sacerdotales, el Covid-19 se llevó la vida de muchos párrocos. Otros atravesaron con dificultad la enfermedad, y muchos otros deciden seguir evangelizando pasando necesidades e incluso hambre.
¿Es duro verdad? Y sin embargo, ¡Sigue habiendo ordenaciones sacerdotales durante la pandemia!
En un hermoso testimonio sobre las formas en que Dios llama a nuestros pastores a servir a la Iglesia aún en momentos de tribulación, el cardenal Michael Czerny SJ, miembro de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; nos regala su reflexión de la homilía.
El sábado 27 de junio, muchas iglesias presenciaron la ordenación de docenas de párrocos y diáconos, en ceremonias que estaban lejos de ser típicas: distanciamiento social y cámaras que proporcionaban transmisión en vivo para que la familia, los amigos y los seres queridos pudieran participar por TV, tableta o teléfono inteligente.
El cardenal Czerny participó en una de estas ordenaciones en la Iglesia del Gesu de Roma, y pronunció una homilía que nos devuelve la esperanza en tiempos que nos ponen a prueba.
¿Por qué hay quienes siguen el llamado de Cristo y deciden ser párrocos?
“Quizás la respuesta se pueda encontrar en la noche de Pascua, cuando los apóstoles se habían encerrado en el aposento alto por temor a lo que estaba sucediendo ‘afuera'”, comenta el cardenal. “De repente, Jesús se hace visible, audible, tangible entre ellos. ‘¡Shalom!’ es su primera palabra, ‘¡La paz sea contigo!’.
Y luego, sorprendentemente, Jesús los envía al mismo mundo al que tenían tanto miedo”.
Comenta que desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia abraza al mundo como el lugar privilegiado para anunciar las Buenas Nuevas. “Al hacerlo, restaura a sus sacerdotes al mundo, invitándolos a abandonar las zonas de confort llamadas ‘sacristías’ donde, como los discípulos en la primera noche de Pascua, habían sido encerrados por miedo a lo que estaba sucediendo ‘afuera'”, recuerda el cardenal Czerny.
“Ahora el mundo, con sus problemas y luchas, con sus contradicciones y sus valores, con sus oportunidades y obstáculos, es esencial para el servicio de quienes serán ordenados hoy”, recuerda.
El mensaje para los laicos
“Cada miembro de la Iglesia -nos dice el cardenal Czerny- disfruta de la dignidad de haber sido bautizado y, por lo tanto, comparte la misión y el ministerio de la Iglesia.
El ministerio ordenado no agota ni monopoliza este ministerio, ya que es la Iglesia en su conjunto la que es ‘ministerial’ y ‘misionera’. Todos sus miembros comparten esa responsabilidad”.
“No puedo imaginar a Jesús esperando en un aposento alto o una sacristía; nos instaría a unirnos a él en los márgenes de los márgenes, donde el coraje de la vida y la esperanza es más necesario”, concluye.
¡Recemos por nuestros sacerdotes y acompañémoslos a llevar el Evangelio “hasta los confines de la tierra”!
Fuente: Catholic News Agency.
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