Karol Wojtyła, un niño que no debía nacer y llegó a ser Papa
¿Sabías que Karol Wojtyła, el Papa san Juan Pablo II, casi es abortado por consejo de un médico? Sí, aquí te contamos esta increíble historia que mostró la inmensa fe de una familia.
En una entrevista realizada por ACI Stampa a la autora Milena Kindziuk, la escritora del libro Emilia y Karol Wojtyla. Padres de San Juan Pablo II, cuenta esta increíble anécdota que muestra la fe de los padres de san Juan Pablo II.
La noticia del embarazo de Emilia Wojtyła
Al momento de quedar embarazada de Karol, allá por 1919, Emilia Wojtyla tenía un hijo llamado Edmund de tres años, y ya había perdido una hija, fallecida poco después de haber nacido.
Según cuenta la autora, Emilia “era plenamente consciente de la amenaza para su vida y la de su hijo, especialmente cuando el diagnóstico vino de la boca del obstetra más conocido de Wadowice [pueblo de Polonia donde vivía]. Luego, tuvo que elegir entre su propia vida y la del bebé que llevaba, pero su profunda fe no le permitió a Emilia elegir el aborto”.
“Emilia y Karol [padre] se querían mucho, eran una pareja muy unida, entonces para ellos era un gran dilema. Sabían que la negativa al aborto representaba una seria amenaza para la vida de Emilia. Como padres, se dieron cuenta de que Edmund todavía era pequeño y necesitaba a su madre. Por otro lado, para Emilia y Karol, quienes tomaron en serio su fe, matar a un bebé nonato era inaceptable”. Así cuenta Milena Kindziuk la dramática decisión de los padres de Karol Wojtyła, el Papa san Juan Pablo II.
La importancia de la fe en la familia
Inspirados por su profunda fe, “tomaron la decisión audaz de que, independientemente de todo, su bebé concebido iba a nacer. Y entonces comenzaron a buscar otro médico.”
El nuevo médico “no sugirió un aborto. Además, aceptó seguir el embarazo de la mujer. Puso solo una condición: se comprometió a tomar tales riesgos a pedido expreso de ambos cónyuges y bajo su responsabilidad”, cuenta la autora entrevistada por ACI Stampa.
Según relata Milena Kindziuk, Emilia tuvo un mal embarazo: pasó la mayor parte de su tiempo acostada y tenía incluso menos fuerza de lo habitual. Pero Karol, su marido, cuidó mucho a su esposa, regresaba a casa inmediatamente después del trabajo para estar con ella y atenderla.
Y finalmente ¡nació! (y ya la Virgen dejó su huella)
Mientras transcurría el parto, ya que aquella época no se acostumbraba que los hombres lo presenciaran, Karol padre y su hijo Edmund se dirigieron a la iglesia parroquial, y cantaron las Letanías Lauretanas.
“Sabemos por los mensajes que Emilia le pidió a la partera que abriera la ventana: quería que el primer sonido que su hijo pudiera escuchar fuera una canción en honor a María”, menciona la escritora.
Emilia Wojtyla dio a luz a su hijo, escuchando la canción de la letanía de Loreto. El bebé nació excepcionalmente grande y fuerte. Era un niño sano que lloraba en voz alta, como si quisiera abrumar el canto de la gente en la iglesia.
Ese pequeño niño se convertiría no solo en Papa, ¡sino en un gran santo!
¡San Juan Pablo II, ruega por todos los niños en el vientre!
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